you are adorable ❀ tenyang

by my side

—¡Agh! —exclamó frustrado el menor. —Bien, una vez más.

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—Oigan, ¿Alguien ha visto a Yangyang? —preguntó el tailandés.

—Creo que está es la sala de ensayos. —respondió Xiaojun.

El pelinegro se fue con el ceño fruncido de la cocina hasta la sala de ensayos.

Se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados mirando al menor practicar la nueva coreografía. Últimamente Yangyang se había estado matando con el nuevo comeback tratando de perfeccionar sus habilidades de baile.

—Si sigues a sí voy a tener que amarrarte a una silla para que no vengas más aquí. —amenazó apagando la música. —Vas a matarte si no paras.

—Aún no he practicado lo suficiente.

—Yah! —le gritó al menor —. Vas a dejar de entrenar. Ahora.

—Solo una vez más.

—¡Que no niño terco! —tomó a Liu por la oreja y se lo llevó a la cocina.

(Sin regaños no hay amor xd)

—Dile algo. —señaló a Yangyang —. No quiere dejar de sobre explotarse a sí mismo.

—Deberías tomarte un descanso. –habló Kun. —Ve a ducharte y luego bajas a comer.

—Bien. —rodó los ojos y siguió —. Pero dile a Ten que no me jale mi orejita.

—Eso es porque no haces caso mocoso.

—Creí que era tu bebé. —dijo fingiendo indignación.

—Eso solo es cuando te portas bien. —respondió el tailandés. —Anda ya ve a bañarte. ¿O quieres que lo haga yo bebé?

Yangyang sin pensarlo dos veces corrió a su habitación para bañarse.
Una vez que había terminado procedió a secarse el cabello y a bajar a comer.

—Hey, vamos a dar una vuelta. —se acercó al menor. —Hoy le toca a Lucas lavar los platos.

—Bien.

Iban caminando tranquilamente hasta que Chittaphon dijo:

—Unas carreritas.

—¡No se vale! —gritaba Liu tratando de alcanzar al tailandés.

—Yo gané. —festejó mirando al menor. —Ay ay —se tocó la espalda como si le doliera.

—Ya te estas haciendo viejo.

—Calla. Me falta mucho para ser un viejo.

—Como digas. —respondió Yangyang sentándose en una banca. Ten le imitó.

—Gracias Ten. —dijo Yangyang después de un momento de silencio.

—¿Por que?

—Por siempre estar a mi lado como un molesto cadillo.

—El único cadillo aquí eres tu pequeño Yangie. —dijo revolviendo el cabello del castaño. —Cambiando de tema. Como perdiste tu castigo va a ser que me des un beso.

—No. No quiero.

—No te pregunté pequeño mocoso.

—Tu mocoso.