El viaje de Suika

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Era la primera vez luego de tres años que Suika viajaba al exterior, y las cosas se veían mucho más distintas -pero no menos hermosas- que antes.

No lo podía evitar. Había escuchado a muchos hablar de este, de los monstruos y de la ciudad destruida, y la niña ya estaba cansada de solamente oír y no ver las heroicas hazañas que casi siempre protagonizaba Kohaku.

La admiraba mucho. Quería ser como ella cuando creciera. Solo le faltaban los ojos celestes y un metro más de altura. Suika quizás podría ayudarla a combatir los monstruos o a recolectar cosas en el camino mejor que cualquiera de los hombres del equipo de exploración de tesoros.

Eso fue lo que llevó a la pequeña con casco de sandía a escabullirse dentro de la mochila de Titan.

-¿Crees que si mato a algún monstruo Kohaku se fijará en mí? -el rubio comentó durante el camino.

¿Podría Suika matar a un monstruo para sorprender a Kohaku también? Se preguntó la pequeña, acompañando a Titan en sus divagaciones.

-Tonto. Las reglas dicen que no puede haber relaciones dentro de la colonia, ni menos con los altos mandos. -la niña escuchó a Kinro hablar.

-¡Ja! ¡Ni que pudieras matar a uno grande! ¿Qué no habías logrado cortarle la cabeza a una pulga a duras penas? -Magma rio por delante de ellos.

-¿Y entre altos mandos? -Titan continuó su conversación con Kinro.

-No hay reglas al respecto, pero tendrías que matar a más de cien monstruos para recién entrar ahí. Solo Kirisame está a la altura de Kohaku, y ambas están por debajo de Mozu.

-Oh, ¿y por qué sabes tanto, Kinro? ¿Te gusta Kirisame? -Suika escuchó a Ginro reír de una manera casi espeluznante antes de ser abruptamente callado, probablemente por el reverso de la lanza de su hermano.

-¡Pues superaré hasta a ese imbécil de Mozu! -Titan exclamó.

Suika recordaba esa temible araña con mucha claridad. Es más, varias veces tenía pesadillas con ella.

-Oye, pero eso no te asegura nada. Escuché un chisme sobre Mozu, que invitó a Kohaku a su habitación y que ella lo golpeó en las bolas.

-Bueno, eso me dice que no le gustan los tipos tan fuertes. -Titán murmuró. -¿Kohaku será virgen?

Suika sintió a Titán tambalearse repentinamente tras un fuerte golpe.

-¡Lo que haga o no haga con mi cuerpo no te incumbe a ti ni a nadie! -Kohaku exclamó, usando una voz que Suika jamás le había escuchado.

Era severa. Y eso la hacía admirarla aún más.

-Ni aunque mataras a doscientos monstruos me fijaría en ti. -la mujer dio tres pasos adelante para decir lo último, y Suika no pudo evitar temblar del miedo y la emoción. -¿Suika?

Oh, no. Ya la había visto.

Suika saltó de la mochila de Titan hasta tocar el suelo, cayendo impecablemente bien. Sabía que no había más remedio que mostrarse.

-¿Qué haces aquí, pequeña? Es peligroso. -Kohaku se arrodillo hasta su altura, mientras los demás se quedaron mirándola casi pálidos.

-Lo siento... Suika solo quería ser de ayuda. Todos hablan tanto sobre el exterior y Suika sentía curiosidad.

Kohaku colocó una mano sobre la cabeza de la niña, y le sonrió con mucha ternura.

-Está bien. Solo... quédate tras de mí ahora, y corre cuando te diga. Cuando seas más grande te enseñaré todo lo que necesitas saber.

Amor y Monstruos (Senku x Kohaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora