CAPITULO 1. LA COMUNIDAD

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CAPITULO 1. LA COMUNIDAD

Después de tres noches de viaje llegué a la ciudad de Nuremberg. Me encontraba a las puertas de la taberna Gala, al entrar, observé cuidadosamente varios bárbaros bebían brebajes.  Cierto es que llevaba tres noches sin alimentarme y sentía apetito, sed de sangre,  pero ninguno de ellos me servía como alimento, ya que a diferencia de los otros vampiros de otros clanes, yo solo podía saciar mi sed con la sangre de humanos vírgenes. Usé una de las disciplinas que mi señora Athera me enseñó durante mi tiempo de aprendizaje, la bien llamada auspex, la cual otorga sentidos sobrenaturales a los vampiros y que además podemos usar para ver el alma de los seres.   Pude averiguar fácilmente  que apoyado en la barra había un vástago. También observé que  justo al otro lado de la barra había una mujer pura, era la camarera de aquel mugriento lugar. El olor de su sangre que podía sentir  me estremecía todo el cuerpo, pero tenía que controlar mi sed y buscar otra ocasión más oportuna para alimentarme, ya que, en aquella época los humanos creían que éramos demonios y era mejor pasar desapercibido. Así pues, me armé de valor, me acerqué a aquél chiquillo y le dije:

-Buenas noches, estoy buscando a un tal Urien y un tal Hariman. ¿Por casualidad no serás a alguno de ellos?

-¿Quién lo pregunta?- contestó aquél tipo sin darse la vuelta. 

-Mi nombre es Albertt. Y vengo de lejos para reunirme con ellos dos en esta taberna.

-Puede que yo sea uno de ellos. 

Entonces nos interrumpió el tabernero, un humano grande y corpulento de unos ciento veinte  quilos, y nos exclamó:

-¿Van a tomar algo o se largan de mi taberna?

Le miré fijamente a los ojos y sin que nadie se pudiera dar cuenta usé otra de mis habilidades de clan para que se tranquilizara, en este caso la que llamamos dominación, que es el don de poder mandar a que obedezcan nuestras órdenes o incluso para que reescriban su memoria.

-De momento no- le contesté.

Se acercó otro individuo a nosotros.

-Discúlpenme, no he podido evitar oírles, mi nombre es Urien del clan de los Tremere y creo que ya estamos todos. Sería conveniente salir de este lugar y hablar en otro sitio más seguro.

Justo en ese momento, la camarera paso frente a nosotros. El aroma de su sangre pura era inconfundible. Desafortunada ella,  resbaló,  cayendo sobre la hoja afilada de la espada de uno de los barbaros que estaban sentados en las mesas. El corte fue tremendo, su sangre salpicó sobre nuestros rostros, pude controlarme para resistir la tentación de clavar mis colmillos sobre aquella muchacha, pero Hariman que se le veía sediento, estaba a punto de entrar en frenesí. Su naturaleza estaba a punto de ser descubierta por todos los hombres de aquella taberna, y me vi obligado a dominarlo. Alcé su cabeza, le miré a los ojos y le ordené que corriese hacia a la puerta. Él sin dudarlo, se levantó del taburete y corrió hasta salir por la puerta.

Otro ser con el que no habíamos hablado nos siguió hasta la calle, enseguida reconocí que se trataba de otro vampiro del clan Gangrel y con él, un humano con ganas de buscar pelea. Me bastó con hacerle una mirada a aquel tipo para atemorizarlo lo suficiente y así se refugiase de nuevo en la taberna.

-Buenas noches hermanos, mi nombre es Hans del clan Gangrel y también he sido convocado para acompañaros- dijo el otro vástago que salió de la taberna. 

-Bienvenido seas Hans,  me agrada saber que podemos contar con tus cualidades- respondí yo, ya que los Gangrel poseen una habilidad conocida como protean que los hacen muy peligrosos y letales en la lucha cuerpo a cuerpo, esta, les permite hacer que les crezcan garras como cuchillas, algunos incluso, después de muchos años de entrenamiento, son capaces de llegar a transformarse en animales o criaturas. 

cronicas de un ventrueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora