Los sábados

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Aunque Harry conciliara el sueño abrazando a Draco por la espalda, solía moverse durante la noche hasta quedar bocarriba. Draco se giraba entonces para abrazarle, aferrándose a él y hundiendo la cara en el hueco de su cuello.

Los sábados por la mañana Draco despertaba primero. Aprovechaba para contemplar el rostro de Harry y beberse su expresión plácida. Inspiraba su aroma, disfrutándolo, y lamía su cuello para saborearle.

Harry despertaba estimulado por los arrumacos y tardaba un rato en despejarse, compartiendo con Draco besos y caricias adormiladas. Después, rodaba encima de Draco y le hacía el amor lenta y cariñosamente.

Los siete tesoros de DracoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora