Te quiero madre

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15 de enero de 1995.

¡Me ha mentido madre! ¡Me ha mentido el hijo de puta! Me prometió estar a tu lado si hacía lo que decía. ¡Me lo prometió!

Los niños ya no hacen ningún efecto en mí. Su carne ya no es dulce.

Mi cuerpo ya está completamente mutilado y mi razonamiento por los suelos. Él muy desgraciado me engañó, todo esto es muy difícil, madre. O cuanto lo siento, cuanto siento todo esto.

16 de enero de 1995

He despertado luego de vomitar sangre y de sentir mi corazón saliéndose de mi pecho. Creí que estaba al fin había llegado mi momento y que estaba explotando lentamente hasta ser un recipiente para los gusanos. Llamé al Hospital, donde una dulce mujer me atendió; su voz era clara pero lejana, adormecida, como si estuviese en una radio o en una caja de metal sellada. La cordura ha regresado momentáneamente, pero el tormento me está matando aún más que mi locura. El médico dijo que podría tener cáncer en la sangre.

Noté inquietud en su mirada cuando le dije que tenía treinta años.

"es usted muy joven para verse así" me dijo. Evité al médico y me apresure a despedirme, ya que tenía algunos asuntos pendientes que arreglar. El tipo insistió en que me internaran en el hospital, pero me negué a ir lo más cordialmente posible.

Al final logró convencerme luego de largos sermones de que me colocaran algunas inyecciones, luego se marchó.

Lo oí hablar con la enfermera en su camioneta. Dijo que me quedaban pocos días de vida y que mi sistema inmunológico parecía verse afectado por algo que me comía desde dentro, pero que jamás había visto un cáncer así.

Al fin acabará todo esto, aunque para él acabará más pronto, ya que él no lo quiere vivo. No te preocupes, madre. Se lo que he hecho y no confío en él, pero tiene razón. Un médico, una enfermera y una telefonista podrían dejar varias pistas sobre la cadena. Ese Charles, no verá jamás a ningún otro paciente. Pobre de él, parecía buen tipo, pero bueno, la vida no es buena para todos, aunque seas una buena persona ¿o no? Madre

1 de febrero de 1996

Permanezco acostado con este diario en mis manos. Apenas si puedo escribir. Todo ha sido tan extraño desde que evito las alturas. La niña no ha aparecido en mucho tiempo.

La última vez que lo hizo me dijo que él estaba enfadado. "Pues me importa tres bolas como él esté. Hijo de puta" le dije.

Te quiero, madre. Intentaré hacer las cosas bien con lo poco que me queda de vida, al menos, meditándolo.

2 de Febrero de 1996

La niña me dijo que debo buscar a un niño, que no lo coma, si no que "escupa mi alma voladora en su boca, mi espíritu en un nuevo cuerpo" me dijo que tengo sólo ocho meses o que él arreglaría cuentas contigo.

9 de agosto de 1996

Madre, ¿yo te he causado tanto sufrimiento? Prometo acabar con todo esto, Thalía, madre mía. Pronto. Muy pronto. Creo que tengo una oportunidad, pero para ello, debo abandonar la última gota de humanidad que queda en este infame ser. Debo escupir mi alma en otro cuerpo y el siguiente, será capaz de romper la cadena. Al menos eso espero.

Te quiero, madre. Cuánto te quiero. Y cuánto lo siento.



El diario de un muerto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora