⁰⁵ | La carne del carnicero.

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El piso en dónde estuvo acostado toda la noche era frío e incómodo.

Solía despertar con el canto de los pajaritos en su ventana, pero todo eso había quedado atrás y quizás debería comenzar a acostumbrarse a ser despertado por la casi nula luz que ingresaba por el agujero en el techo, acompañada de algunas gotas de lluvia. Removió su adolorido cuerpo intentando adaptarse a una posición más cómoda, o que al menos a una que no perjudicara su ya de por sí, demacrado cuerpo. Pasó su mano por su cuello, sintiendo aún las marcas que las púas habían dejado, y la sangre seca que las acompañaba.

En toda la noche no había podido cerrar un ojo al menos para poder descansar, había que ser un anormal para poder dormir tranquilo estando en su situación. El frío era demasiado como para poder soportarlo, llevaba zapatos y aun así podía sentir sus pies helados, de su nariz goteaban algunos mocos debido al frío y estaba casi seguro de que sus mejillas y nariz estarían rojas. La noche fue incómoda por el asqueroso olor que comenzaba a desprender de Seungmin, sí, el cuerpo seguía allí puesto a qué V no se lo había llevado haciendo que la teoría del adolescente tomara más fuerza.

Miró el cuerpo de Seungmin y su boca se aguó por las asquerosas náuseas que se produjeron debido a la repulsiva expectativa que el cuerpo del muerto le daba. Seungmin estaba mutilado frente a él, no tenía algunas extremidades, ni un ojo, y las ratas habían entrado en la noche para comerse sus restos, los roedores no se habían ido en toda la noche, seguían ahí devorando lo más que podían. Seungmin tenía el rostro casi comido por completo por aquellos roedores que solo cumplían con el llamado del hambre, aunque no dejaba de ser asqueroso. Su piel había sido masticada y arrancada de su rostro, al igual que la carne de sus mejillas, los roedores habían devorado tanto esa zona que incluso se podía ver el interior de su boca debido al gran agujero que le habían dejado de tanto comérselo. Su rostro no era el único perjudicado, las ratas habían comenzado a comerse el inicio de la muñeca, justo donde la mano había sido amputada, sin dejar de lado la mano cortada que también estaba siendo consumida.

Puso una mano en su boca para evitar el posible vómito debido al asco que le produjo ver a una de las ratas salir de la cuenca del ojo de Seungmin y pasearse por todo su rostro devorado con total libertad.

Dejó de mirar, de lo contrario no podría aguantar más las incesantes ganas de vomitar. Decidió concentrarse en el terrible dolor en sus muñecas y cuello, incluso sentía que el matón había perjudicado de alguna manera su tráquea. Dolía como el infierno, incluso dolía al pasar saliva y de sus maltratadas muñecas ni hablar, la fuerza con la cual el alambre fue tirado, fue suficiente como para cortar la delgada piel de sus muñecas.

Pero el dolor físico no se compraba con la insoportable presión que sentía en el pecho, toda la noche no pudo dejar de pensar en cómo la persona que se supone, debía cuidarlo, le había traicionado de tan atroz manera, prácticamente lo había vendido a un desquiciado, loco, y cruel asesino, la maldita ya le había puesto precio a su cabeza.

Mil dudas golpeaban su mente sin cesar. ¿Cómo había sido capaz de hacerle algo así? Se supone que era su sobrino. Y a la par, la respuesta llegaba; por el maldito dinero. Todas esas veces en las cuales le había dicho que lo quería ¿Eran mentira? Solo estaba fingiendo. ¿Se arrepentiría e iría por él? La respuesta era clara; No.

Todas las preguntas le golpeaban, torturando su mente y causando un profundo abismo en su pecho. Recordaba algunos de los momentos agradables que con Jennie había vivido, pero justo ahora, y sabiendo lo que había hecho, todos esos momentos se convertían en basura.

Limerencia | ᵀᴷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora