Sleep Walking ( Saga Shuffle Songs #1)

3.La pista de Hockey secreta

KNOX

Caminaba por los pasillos sin rumbo alguno, sabia que llegaría tarde a mi siguiente clase pero no podría importarme menos, sentía toda la sangre de mi organismo zumbando en mis oídos y estaba seguro de que en cualquier momento comenzarían a salir fuegos artificiales de mi interior.

No podía creer que el universo haya dejado de conspirar en mi contra y haya tenido mi primer contacto directo con Aspen en años, no fue para nada como lo imagine. Fue mil veces mejor, que digo mil veces, fue un millón de veces mejor, la gente a mi alrededor me miraba extraño mientras mitad caminaba y mitad trotaba por los pasillos buscando a Sam.

Lo encontré saliendo de la cafetería luciendo algo perdido, corrí hacia el tacleandolo en el proceso, y lanzándonos unos metros mas de donde estábamos, tropezando un poco pero milagrosamente no cayendo al suelo.

-No creerás lo que acaba de suceder. -Hable mientras Sam aún intentaba recomponerse

-¿Donde diablos estabas? Te busque por todo el jodido lugar y solo Dios sabe lo culpable que se sentía mi trasero al abandonarte a ti, mi dulce Igor en las duchas de chicas.

-Olvida todo eso amigo, porque no creerás lo que acaba de suceder, la cosa mas magnifica de todas, joder si cada vez que me abandones ocurre lo mismo, será mejor que me olvides en cuantas misiones suicidas se te crucen por la mente.

Le conté todo a Sam, desde el momento en el que me dejo en las duchas, la conversación que oí, hasta el momento en el cual Aspen nos encerró en las duchas y posteriormente el pequeño intercambio con su primo.

Y todo lo que Sam pudo decir fue: -¿Porque todo el mundo cree que eres un fracasado? Quiero decir te vistes como un cuarentón que no supero sus años de pubertad, y no hablas con nadie, siempre tienes la cara metida en algún libro de ciencias y... no digas más, se exactamente de lo que hablan. Creo que Thomas Donovan te hizo un favor al prestarte algo de su ropa, quiero decir, si me gustaran los chicos definitivamente me gustaría Thomas Donovan.

-Oye no me visto como un cuarentón que no supera su pubertad.-Respondí golpeando su brazo, pero mirándome en el reflejo de la vitrina de trofeos pude darme cuenta que eso era algo no del todo cierto, mi guardarropa podría salir de alguna de las películas de Adam Sandler, maldita sea. La ropa de Thomas me hacia lucir no solo como alguien de mi edad, sino como alguien extrañamente atractivo, varias chicas me hicieron ojitos mientras caminaban a mi lado y nunca, jamas, alguna chica me hizo ojitos cuando pasaba por mi lado.

-¿Podemos volver al asunto importante?- Pregunte mientras me encaminaba a mi casillero, sabia que llegaría tarde a mi próxima clase, y no me importaba, joder esta seria la primera vez que llegara tarde en años.

-¿Así que la viste desnuda?- Sam preguntó.

-¿Que? No, por supuesto que no, ambos estábamos vestidos, aunque eso no hizo la experiencia menos extraordinaria, quiero decir, estábamos encerrados en un espacio muy pequeño, el agua caía sobre nosotros y su ropa se pegaba a su figura y... y...

-Okey, ya entendí Romeo, conseguiste una erección. Ahora yendo a lo importante ¿Que excusa le pondrás por haberte encontrado en los vestidores de chicas? ¿O acaso me delataras? No es que te culpe, te deje con las manos en la masa, aún así me gustaría estar preparado para lo que viene.

-Por supuesto que no te delataré.-Contesté -Debo pensar en algo, no lo se, espero que se me ocurra una buena excusa, toda la escuela me ve como un idiota, no quiero que ella también me vea de igual manera.

-Cualquier cosa que estes pensando, hazlo rápido, y por si no te has dado cuenta, estas llegando tarde a tu clase de quimica.

Mire la hora en mi teléfono y efectivamente estaba llegando tarde a mi clase, por unos diez minutos ¿Como pude no escuchar la campana que anuncia el inicio de clases? Por otro lado, estaba demasiado en una nube de sentimientos llamada Aspen como para darme cuenta de mi retraso, me despedí de Sam y volví a correr a mi clase, al parecer hoy era el día de correr a las clases que llegaba tarde. Gracias al cielo, era una de mis clases favoritas y el profesor y yo teníamos una relación bastante cercana así que no me preocupaba tener una posible detención.