Cuando las estrellas dejen de brillar.

Capítulo 17

Excursión.

-Sigo sin creer que te hayas cortado el cabello. Se te veía bien largo.

Me encogí de hombros- Tal vez. Pero ya era hora de un cambio ¿no crees?

James asintió.

Habían pasado unos días desde lo ocurrido. Era el día de la excursión. Todas mis cosas estaban listas. James me había preguntado si ya tenía compañero de viaje. Le había respondido que no y él me respondió: "Bueno, pues ahora ya tienes".

Y ahora estábamos ahí, los dos. Formados para poder entrar al autobús.

Habíamos acordado en qué iba a traer cada quien. Yo iba a llevar la comida y cobijas, mientras que él la casa de campaña.

-¿Lista?

Lo voltee a ver- ¿Crees que estoy lista para pasar todo el fin de semana contigo?

Entrecerró un poco los ojos y asintió- Sí.

Voltee los ojos.

-Voy a subir todo al camión, tú escoge un buen lugar.

-¿Izquierda o Derecha?

-Izquierda.

-Bien.

Salió de la fila. Subí las escaleras y detallé minuciosamente cada lugar. Finalmente tomé los asientos de en medio del lado izquierdo y tomé asiento. Cuando llegó James se sentó de lado de la ventana.

-Escogiste un buen lugar.

-Lo sé.

Los demás compañeros empezaban a entrar y escoger sus lugares. En algún momento llegó Katherine y se acercó a nuestro lugar.

-Hola, James.

Volteó a verla y le sonrió.

-Hola, Katherine.

Pasó su vista a mí y me sonrió ligeramente.

-Hola.

Entrecerré los ojos ligeramente y desconfiadamente le devolví el saludo. En el instante en que se alejó voltee a ver a James. Abrí la boca pero la volví a cerrar. Intentando procesar lo que acababa de pasar.

-¿Por qué Katherine te saludó?

Se encogió de hombros- No sé.

-¿Si sabes que Katherine es la chica más popular de la escuela?

-Recuerdo que la vez que nos conocimos. Bueno, la segunda vez, me dijiste eso. Así que por ende, sí, sí lo sé.

-No te lo tomes a mal, pero tú no eres popular. Debe haber una razón.

Fijó su vista en el suelo. Suponía que para recordar.

-Debió ser porque la ayudé en algo.

-No te creo, pero supongamos que es así.

-¿Por qué no me creerías?

-No lo sé.

-Vaya respuesta.

-¿Te gusta?- dije de repente.

-¿Qué?

-¿Te gusta?- mis latidos aumentaban levemente, temiendo un poco saber la respuesta.

-¿Por qué?

-Curiosidad.

-Suena más como pregunta que como respuesta.

-Sólo responde.

-No te pienso responder.

-Te gusta.