El centro comercial.
-Entonces, ¿Si me vas acompañar al centro comercial?- dijo la chica a mi lado.
La miré de perfil y suspiré- ¿Acaso tengo otra opción?
Camille achinó los ojos y me regaló una sonrisa poco agradable, a lo que yo le respondí con una de hipocresía.
-¿Qué clase tienes?
-Mhh- puse una mano en mi mentón como si estuviese pensando- Matemáticas.
-¿Matemáticas?
Asentí.
-¿Y tú?
-Inglés.
-Supongo que en estos momentos tú tienes más suerte que yo.
-Cariño- me miró-, yo siempre he tenido más suerte que tú.
-Tal vez, pero soy lo demasiado orgullosa como para admitirlo.
Se río- Claro, se me olvidaba.
Habíamos caminado por los pasillos hasta llegar al aula de Inglés.
-Nos vemos después de clases- se despidió y entró a su clase mientras que yo pasé de largo.
Caminé un poco más hasta llegar al aula. Entré y caminé entre los gabinetes hasta llegar a mi lugar preferido: el último gabinete al final de la clase, con una excelente vista hacia la ventana. Tomé asiento y fijé mi vista hacia los arboles y no pasó mucho tiempo cuando unos tacones resonaron contra la loza y una chillona voz.
-Buenos días, jóvenes.
Solo unos pocos le respondieron mientras que los demás seguían hablando entre ellos.
Y así comenzó otra aburrida clase. Empezó a explicar cosas que no entendía por estar viendo los árboles y garabateando en la libreta que ni siquiera noté cuando me llamó.
-Señorita Evans. Resuelva este ejercicio, por favor.
Inmediatamente retiré mi vista de la venta y la fijé en ella y el pizarrón.
-¿Disculpe?
-Resuelva este ejercicio ¿o acaso es más importante la vista de afuera que mi clase?- la risilla de algunos de mis compañeros de mi clase se hicieron presentes, haciéndome sentir avergonzada- ¿Qué está esperando, Señorita? ¿A que pase la virgen y le ayude?
-No... no, pero...
-Le voy a pedir un favor, salgase de mi clase y cuando tenga ganas de aprender regrese.
Me quedé quieta en mi lugar, observándola, y viendo de reojo a mis compañeros.
-Me voy a quedar aquí hasta que no se salga, y está haciendo perder tiempo valioso a los alumnos que sí quieren aprender- dijo, resaltando el sí.
De mala gana tomé mis cosas, las coloqué en la mochila y la colgué de un lado, saliendo del aula. La maestra cerró la puerta y me quedé parada viendo a los dos lados pensando a donde ir.
-Demonios- maldije en voz baja y lentamente caminé para llegar a los baños.
Al llegar, no me quedó otra opción más que encerrarme en un gabinete y apoyé mi espalda soltando un suspiro.
-Vaya día que tendrás hoy Darling, vaya día.
------------------
-No puedo creer que hayas hecho eso- dijo Camille mientras salíamos de la tienda.
-Bueno, es que no tenía idea de que iba a pasar eso.
-Yo sé que tú estás loca, pero no pensé que llegarías al extremo de romper una puerta de baño.
ESTÁS LEYENDO
Cuando las estrellas dejen de brillar.
RomanceJames y Darling siempre serán personas muy distintas, uno vive en su propio mundo siendo feliz, mientras que el otro intenta no consumirse en el suyo. Ellos no eran el prototipo de pareja perfecta, pero supieron ponerle una definición a eso. Porque...