Capítulo 1

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El centro comercial.

-Entonces, ¿Si me vas acompañar al centro comercial?- dijo la chica a mi lado.

La miré de perfil y suspiré- ¿Acaso tengo otra opción?

Camille achinó los ojos y me regaló una sonrisa poco agradable, a lo que yo le respondí con una de hipocresía.

-¿Qué clase tienes?

-Mhh- puse una mano en mi mentón como si estuviese pensando- Matemáticas.

-¿Matemáticas?

Asentí.

-¿Y tú?

-Inglés.

-Supongo que en estos momentos tú tienes más suerte que yo.

-Cariño- me miró-, yo siempre he tenido más suerte que tú.

-Tal vez, pero soy lo demasiado orgullosa como para admitirlo.

Se río- Claro, se me olvidaba.

Habíamos caminado por los pasillos hasta llegar al aula de Inglés.

-Nos vemos después de clases- se despidió y entró a su clase mientras que yo pasé de largo.

Caminé un poco más hasta llegar al aula. Entré y caminé entre los gabinetes hasta llegar a mi lugar preferido: el último gabinete al final de la clase, con una excelente vista hacia la ventana. Tomé asiento y fijé mi vista hacia los arboles y no pasó mucho tiempo cuando unos tacones resonaron contra la loza y una chillona voz.

-Buenos días, jóvenes.

Solo unos pocos le respondieron mientras que los demás seguían hablando entre ellos.

Y así comenzó otra aburrida clase. Empezó a explicar cosas que no entendía por estar viendo los árboles y garabateando en la libreta que ni siquiera noté cuando me llamó.

-Señorita Evans. Resuelva este ejercicio, por favor.

Inmediatamente retiré mi vista de la venta y la fijé en ella y el pizarrón.

-¿Disculpe?

-Resuelva este ejercicio ¿o acaso es más importante la vista de afuera que mi clase?- la risilla de algunos de mis compañeros de mi clase se hicieron presentes, haciéndome sentir avergonzada- ¿Qué está esperando, Señorita? ¿A que pase la virgen y le ayude?

-No... no, pero...

-Le voy a pedir un favor, salgase de mi clase y cuando tenga ganas de aprender regrese.

Me quedé quieta en mi lugar, observándola, y viendo de reojo a mis compañeros.

-Me voy a quedar aquí hasta que no se salga, y está haciendo perder tiempo valioso a los alumnos que sí quieren aprender- dijo, resaltando el sí.

De mala gana tomé mis cosas, las coloqué en la mochila y la colgué de un lado, saliendo del aula. La maestra cerró la puerta y me quedé parada viendo a los dos lados pensando a donde ir.

-Demonios- maldije en voz baja y lentamente caminé para llegar a los baños.

Al llegar, no me quedó otra opción más que encerrarme en un gabinete y apoyé mi espalda soltando un suspiro.

-Vaya día que tendrás hoy Darling, vaya día.

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-No puedo creer que hayas hecho eso- dijo Camille mientras salíamos de la tienda.

-Bueno, es que no tenía idea de que iba a pasar eso.

-Yo sé que tú estás loca, pero no pensé que llegarías al extremo de romper una puerta de baño.

Cuando las estrellas dejen de brillar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora