"Son simplemente dos personas completamente contrarias, jamás podrían llegar a enamorarse el uno del otro... ¿o sí?" murmuró Mitsuri escondida entre los arbustos de aquella gran casa.
"Te apuesto cien mil yenes a que terminarán aceptando sus sentimi...
Me encaminé al punto de encuentro que mi cuervo había mencionado de forma tranquila, disfrutando del paisaje y de su serenidad. Hacía calmo cada paso, debido a que durante el resto del viaje tendría a la molesta pelinegra de ojos violetas preguntándome de forma constante cosas sobre mi vida y reprochándome lo poco que la gente me quiere.
Qué bonita relación, nótese mi sarcasmo.
— ¿Cuáles son las características del demonio que enfrentaremos? –hablé al cuervo, manteniendo la vista en el atardecer.
"Se lo conoce como 'el demonio del amor', ya que con sus técnicas de sangre puede hacer que dos personas luzcan como enamoradas"
Esto le habría gustado mucho a Mitsuri-san.
"Además, el amor u obsesión que es generado es tan fuerte, que aquellas personas que caigan bajo sus redes podrían perfectamente asesinar a un pueblo entero"
Oh, con que ahí está el problema.
— ¿Y por qué me seleccionaron junto a Shinobu-san?
"Petición del pilar Sanemi Shinaguzawa"
Desgraciado.
[. . .]
Al llegar al puente en el cual nos encontraríamos junto con la de ojos amatistas me senté a esperar, admirando la bella puesta de sol que se encontraba frente a mis ojos.
— ¿Admirando el paisaje, Tomioka-san?–
Esa. Irritante. Voz.
— Buenas noches, Shinobu-san. Dirijámonos hacia las montañas. –murmuré de forma desinteresada evadiendo su pregunta, mientras me paraba y comenzaba a caminar.
Pude sentir de forma muy clara a la pelinegra acercándose a paso apurado hasta quedar junto a mí. Mierda, va a comenzar con su habitual cuestionario.
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