XXI

391 64 21
                                    


La mañana después de una borrachera siempre era el inferno para aquel que sabía que sus comportamientos habían sido simplemente vergonzosos, DongYoung siempre recordaba todo tal vez, era muy malo tolerando el alcohol, pero lo compensaba con un inconsciente imperturbable que almacenaba hasta el más mínimo detalle. Muchas veces esos recuerdos parecían reproducirse en cámara lenta o borrosa, recordaba sus acciones y conversaciones, pero no eran tan claras como los recuerdos de una persona sobria.

A pesar de las películas borrosas que se reproducían el día después de la borrachera, estaba muy seguro que a comparación de la persona promedio su cerebro realmente se empeñaba por recordarlo todo; no sabía si era una bendición o una maldición. Esa era la razón por la que evitaba beber más de una copa de vino, el alcohol nunca había representado entretenimiento y disfrute pues desde que tiene memoria siempre termina llorando, enojado o terriblemente emocional a la tercera copa de licor; era vergonzoso y prefería evitarlo.

La resaca física quedaba a un lado cuando se trataba de una resaca emocional, esa sí que le hacía doler hasta el dedo chiquito del pie y si bien eran pocas las que había tenido hasta el momento, podía decirse que la que sentía en ese momento era en definitiva la segunda más horrorosa en su vida. Su cuerpo se sentía pesado en medio de las delgadas sabanas, podía sentir la tela de su jean presionando molestamente sus piernas enviándole la señal que no estaba en su cama ni en su casa.

Su pecho contra el colchón subía y bajaba de manera irregular mientras su mente trataba de procesar el lugar en el que se encontraba, sus ojos perezosos y resecos hacían todo lo posible por enfocar algún punto en la habitación; estaba vacía, agradeciendo internamente por no tener que ver el rostro de Taeyong aún. Despacio se sentó en la cama, con los ojos cerrados como si estuviera deseando que al abrirlos el escenario fuera uno completamente distinto, respiró profundo tratando de calmar el palpitar de su cabeza que anunciaba una jaqueca que lo acompañaría todo el día.

Abrió de nuevo los ojos enfrentándose a la realidad, estaba en la habitación del oficial Lee Taeyong, se había emborrachado, dicho cosas vergonzosas e incluso se besaron ¡Dios! Era simplemente demasiado para procesar. No quería verle la cara, sabía que era demasiado inmaduro, pero en ese momento solo quería tomar sus cosas e irse corriendo sin ser visto.

Trató de buscar sus cosas sin mover mucho su cuerpo, la habitación era mucho más sencilla que la suya, los únicos muebles dentro eran la cama sencilla, un nochero cerca de la cabecera y las puertas del closet. No había ni una foto, ni una lamparita, nada innecesario o de decoración le pareció gracioso como el lugar iba perfectamente con la personalidad del oficial Lee: sencillo y transparente.

Al parecer su celular no estaba por ningún lado, frustrando su plan de huir sin ser descubierto, suspiró sonoramente exigiéndole a su cuerpo que era hora de enfrentarse al mundo. Sus pies se sintieron reconfortados por el frio del piso, la sensación de frescura de la habitación contrastaba con el incipiente sol que alcanzaba a ver por la ventana, se preguntó que hora era y justo entonces recordó que no veía a Jisung desde el día anterior haciéndolo sentir mucho más ansioso por irse del lugar pensando que el pequeño podría estar asustado.

El apartamento, al igual que el suyo, era pequeño encontrándose de inmediato con la cocina/sala donde vio a Taeyong sentado en el único sofá revisando su celular; se veía tan cómodo que nuevamente se avergonzó por ser un estorbo. Su cuerpo al parecer aun no recobraba completamente sus capacidades pues en medio de su afán por encontrar sus cosas e irse se tropezó con sus propios dedos causando un chillido de dolor cuando estaba saliendo de la habitación.

- ¿DongYoung? – su gemido de dolor había llamado la atención del mayor que de inmediato se levantó de su asiento para ir a revisarlo - ¿Estás bien?

Home [TaeDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora