Dҽʅƚα [Tαყɳҽɯ] [ADAPTACIÓN]

29 - Otra opción

—¡No!

Petch se levantó con fuerza, lanzando el celular al sofá, aunque este rebotó y cayo al suelo con ganas. El sonido al romperse hizo a Off saltar.

—¿"No", qué? ¡Petch! ¡No escuché lo que dijo!

—¡No, no, no, no!

El rubio comenzó a caminar dando vueltas. Off lo miró con algo de espanto, siguiéndolo con la mirada, y no se movió hasta que el chico salió de la sala, caminando lejos.

—¡Petch Chanappom! ¿Qué dijo? ¿Qué pasa?

Off tuvo que correr un poco para alcanzarlo, viendo como el chico caminaba por un lado de la mansión que él poco conocía.

—¡Bebé es mío! ¡Él no va a marcar a nadie!

Petch abrió las puertas y continuó caminando rápido, seguido de cerca por Off. En algún punto habían salido al patio de la casa y terminaron caminando por el prolijamente corto pasto verde.

—¿Bebé? ¿Nut?

—¡Sí, ese mismo, el idiota!

—Petch, pareces una mujer histérica del siglo pasado.

—¡¿Y qué si soy histérica?!

—Puta madre...— murmuró el pelinegro.

—Nut Supanut es mío, y él no va a marcar a nadie a menos que sea yo.

—¿Por qué tendría que marcar a alguien más?— Off abrió sus brazos. Seguía sin entender qué había dicho aquel doctor para que el beta estuviera así.

Petch dejó de caminar de golpe, volteando para mirar al otro.

—Porque Nut Supanut tiene la necesidad que su nombre sea sinónimo de "héroe".

>>Siempre haciendo lo correcto, nunca desobedeciendo a nadie... Claro, menos a mí... Siempre hace todo lo que su familia quiere, y le vale verga lo que él quiere mientras sea por un "bien" según su concepción de las cosas.

>>Si antes iba a marcar a ese New Thitipoom porque su familia se lo decía... Ahora va a hacerlo porque piensa que le salvará la vida...

A Petch se le escapó un sollozo.

Off estaba petrificado. No sabía en qué drama se había metido.

—Bien, Petch, comprendo— dijo, intentando ser suave. Aquel beta estaba muy sensible—. Pero Park no haría las cosas sin pensar. Sabe que hay otra opción.

Petch se detuvo, limpió sus lágrimas rápidamente.

—¡La otra opción!— dijo, con alegría—. Tú dijiste que sospechabas que New Thitipoom y Tay Tawan eran predestinados y-

—Momento, momento. ¿Cómo lo sabes?

Petch abrió los brazos, como si fuera obvio.

—¿Por dónde espiamos a Nut?— dejó un segundo silencio—. Tengo acceso a las cámaras de toda la casa y en sus autos, y también puedo escuchar las conversaciones de Nut de su celular-