Capítulo 6: Malditos susurros estresantes y aterradores.

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Un golpe.

Dos golpes.

Una explosión.

Aquel rombo azul, que parecía de un cristal puro y cristalino, contenía nebulosas de dicho color llenas de escarcha que pululaban con emoción, pero se iba a apagando. Estaba rodeado de una oscuridad inmensa en un desconocido y extraño lugar.

El azul perdía su fulgor, parecía estar muriendo, perdiéndose en ella.

Otro golpe. La forma de unas garras aparecieron en el rombo, rompiendo el cristal y el contenido de este estalló como si lo hubiera estado esperando, como si solamente el rombo lo hubiera estado conteniendo.

El aire azul salió de él con fuerza y comenzó a dar vueltas sobre si mismo haciendo añicos el cristal, dando vueltas y vueltas mientras se volvía de un color gris neutro, la escarcha llamativa esparciéndose por el aire gris.

Un tornado, fuerte y decidido, parecía arrasar con la oscuridad en la que estaba sumergido.




Una respiración fuerte e imprevista llenó sus pulmones adoloridos. Felix gimió, sintiendo las costillas rotas clavarse cruelmente en distintas partes de su cuerpo, desgarrando su carne. Todo su cuerpo dolía en demasía, anhelaba volver a estar inconsciente; respirar dolía; pestañear con el único ojo que pudo abrir, dolía; cada parte de su cuerpo ardía como le hubieran clavado un hierro ardiente para marcarlo.

Tenía el sabor casi ácido de su sangre en su boca, haciendo que se mareara, pero abrió su ojo, asustado, viendo a su alrededor con cautela, evitando algún movimiento brusco.

¿Realmente estaba vivo?

No sabía que después de que aplastaran su cabeza como si fuera una uva, hubiera la posibilidad de que aún viviera, pero tampoco es como que iba a quejarse demasiado, lo único que podía pensar en ese momento era en salir de ahí.

No quería ni siquiera imaginarse que esas sombras horribles y aterradoras volvieran para cuiminar lo que habían empezado, tenía que escapar de ese maldito bosque.

Felix intentó levantarse, pero el dolor punzante que atacó cada parte de su cuerpo se lo impidió. Casi tuvo que morderse la lengua para evitar gritar tan horriblemente como lo hizo en su interior, y ahí fue cuando se dio cuenta de que le faltaban algunos dientes, cosa que jamás pensó que podría pasarle, aunque ese realmente era el menor de sus problemas.

Respiró agitadamente, escuchando aquel sonido extraño de un goteo incesante que martilleaba sus oídos.

Por mucho dolor que tuviera, tenía que alejarse, Felix estaba aterrado, casi podía escuchar las pisadas imperceptibles de esa cosas, sus capas negras y ondulantes, aquella mano firme y pálida que había arrancado la cabeza de Yongsun como si fuera una mueca desarmable.

Sollozó, tomando una de las raíces que estaban artísticamente salpicadas con su sangre, y se levantó nuevamente, las lágrimas saliendo a montones por sus ojos maltratados, mientras los cerraba fuertemente, intentando concentrarse en no hacer el mas mínimo ruido.

Cuando estuvo sentado, fue que pudo ver completamente el panorama, por lo que quedaba de las luces que apenas iluminaban los árboles.

Los cadáveres de todos sus compañeros se cernían sobre el suelo con pedazos faltantes, incluso pudo ver una mano con uñas rosas como las de Wheein tirada cerca de él. Felix se echó hacia atrás horrorizado, pensando en la energética chica que aunque se pasaba la vida molestándolo, era una chica normal como cualquier otra.

Hidden: The Silenced Element (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora