Siendo algo completamente imposible para un chico cuyo única rutina de ejercicio era caminar hacia la escuela todos los días, Felix llegó a su edificio en menos de diez minutos, con el sudor resbalando por su cara fría del miedo, con la adrenalina circulando por sus venas más rápido que la propia sangre.
Felix estaba aterrado, las palabras, la mesa de piedra y su celular, todo se repetía en su cabeza como un bucle incansable que no pensaba dejarlo en paz, suponía que por eso había ignorado cualquier dolor en sus extremidades y corrió de tal forma que podría haberle ganado a un corredor profesional.
No le importó tomar un atajo para que nadie lo vea, no le interesó disimular para que nadie se diera cuenta de que estaba aterrado, por eso mismo solo entró en su edificio abruptamente, pero a pesar de que el guardia se alarmó al verlo entrar apresurado, no llamó a ninguna autoridad ni fue a preguntarle, cosa que agradecía en silencio.
Abrió la puerta de su apartamento con brusquedad, observó el pasillo y entró, cerrándola con aún más fuerza, sus manos se quedaron pegadas en la puerta, como buscando detener a alguien, intentando poner firmeza en la madera para que su enemigo invisible no lograra entrar.
Pero en el pasillo no había nadie, él mismo lo había verificado.
Felix suspiró, su respiración agitada, llena de pánico era lo único que se escuchaba en su sala, el sudor frío secándose en una capa delgada y viscosa que no hacía más que mantenerlo más incómodo de lo que estaba, pero no podía ni siquiera pensar en eso dos segundos sin que esa voz volviera a entrar en su cerebro.
Corre, Félix.
Lo sabía, sabía que no todo sería tan fácil. Esa cosa, ese chico, sabía que Felix había logrado escapar, había sido tan predecible, él que buscaría su celular. Había creado ese escenario aterrador con todo el cinismo que podía reflejarse en el azul vibrante y eléctrico de sus ojos.
Felix parpadeó, el recuerdo fugaz de esa mano introduciéndose entre el cabello sedoso de Yongsun. El impoluto rubio manchado de ese infame líquido vital y aterrador, justo antes de que sus ojos se congelaran en su lugar, empañados y aterrados, cuando la criatura de cabello blanco le arrancó la cabeza.
Se separó de la puerta, pasando sus manos por su cabello con brusquedad, su respiración intentando ser controlada inútilmente por él mismo, nunca había estado tan asustado, más aún al darse cuenta de que no sabía qué iba a suceder ahora. Esa cosa lo había estado esperando, lo había planeado minuciosamente, sabía la hora y el día en que estaría ahí, pero, ¿por qué?
- ¿Por qué mierda me dijo que corriera? - Dijo Felix para si mismo - ¿Acaso le parece malditamente divertido? -
Murmuró, viendo con ojos desorbitados la puerta, y así fue que comenzó la completa locura.
Felix se quitó el suéter, arrojó los cuchillos y los guantes, quedando únicamente con sus pantalones deportivos y la camiseta, y corrió hacia sus lienzos, después pasando hacia la cocina y sacando todas las cosas que tenía en las repisas con la finalidad de encontrar la caja de herramientas, de donde tomó el martillo y una caja completa de clavos.
Con una sola idea en su mente, rompió cada uno de sus lienzos, aprovechando la madera fuerte que él usaba de manera personalizada y clavó cada uno de los pedazos en la puerta, prefería vivir encerrado de ahora en adelante antes de ser asesinado por esa cosa, no quería verlo, no quería enfrentarse a él nunca más.
Felix sentía que si volvía a ver esos ojos azules, literalmente moriría de un infarto.
Desarmó el escritorio de su computadora cuando se le acabaron los lienzos, cubriendo la puerta, y cuando este se terminó, usó las puertas de los gabinetes de la cocina. Felix estaba descontrolado, sus manos temblaban de dolor por todo el esfuerzo que estaba haciendo con tan graves heridas, pero no pensaba detenerse.
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Hidden: The Silenced Element (Changlix)
FantasyLa vida de Lee Felix era la cosa más aburrida que podía existir en el mundo. Lo único que hacía era preocuparse por su inexistente vida social y sus estudios casi culminados. O eso al menos hasta que descubrió aquel secreto que podría modificar la v...