Otra vida, otra esposa, pero, Kara Danvers siempre será mi héroe

Capítulo 7

Diana levanto su escudo y atravesó la pared del antiguo laboratorio de Lex, la instalación ahora cayó ante Cadmus y Lillian Luthor. Lena no se sorprendió al descubrir la participación de su madre adoptiva e insto a Kara y Diana a hacer todo lo posible por cerrarla definitivamente, una vez que hubiera terminado de descifrar los archivos de Lex y descubriera la ubicación. No es que haya tomado mucha persuasión.

Había visto de primera mano lo peligroso que Lex podía ser en Metrópolis y cualquier cosa que le hubiera interesado era algo que valía la pena desechar.

Los escombros volaron hacía delante y hubo un asombroso momento de calma antes de que los guardias comenzaran a disparar. Habían sido preparados para Supergirl, con balas recubiertas de kriptonita, pero, contra la diosa no tenían defensa.

Ella avanzó, azotando al guardia más cercano a través de la habitación con su lazo mientras una bala rebotaba en su pulsera. La princesa amazónica se movió tan rápido y luchó con tanta ferocidad, que la habitación pronto se despejo.

Cuando estuvo a salvo, le indico a Kara que se uniera a ella y las dos presionaron más profundamente en la instalación. Lex no escatimo en gastos, con torretas laser e incluso un pozo de fuego mientras se acercaban al corazon del complejo.

—¿Cuan excesivo es? —escucho a Kara murmurar y se echó a reír cuando salto sobre la brecha en un solo movimiento suave, Kara flotando a su lado.

—Yo comentaría sobre el hecho de que llevas una capa, pero, yo uso una armadora y una gran espada. —comento Diana secamente cuando doblaron una esquina y se encontraron cara a cara con una puerta de bóveda.

—Está revestida de plomo. —anuncio Kara. —no puedo ver lo que hay adentro, pero... me siento mareada.

—¿Kriptonita?

La Chica de Acero asintió, apretando los dientes mientras caminaba hacia la pesada puerta de la bóveda. Entre ellas, se encorvaron y la levantaron, arrojándola a un lado con un fuerte sonido metálico. Si hubiera quedado algún guardia, definitivamente lo habrían escuchado. Y así fue, hubo silencio cuando el sonido la puerta se detuvo y ella avanzo, agarrando la caja de kriptonita y la lanzo lejos a través del techo. El DEO puede encargarse de eso más tarde.

Cuando volvió a bajar, asintió con la cabeza a Kara, y miraron lo que Lex más quería esconder del mundo.

Algunos eran claramente alienígenas, otros místicos y ella tomó un arco que parecía forjado amazónico y lo deslizó sobre su espalda. Aunque hacía muchos años que no practicaba tiro con arco, no dejaba el legado de su pueblo a nadie.

En el centro de la habitación yacía una vaina. Kara agitó la cabeza, ella tampoco reconoció sus orígenes, pero había una mujer adentro, dormida. No la despertarían, no sin saber más, especialmente dado su tiempo con Lex y luego la custodia de Cadmus. No se sabía lo peligrosa que era o quién podía ser.

Si Lena hubiera estado allí, habría sido capaz de responder una de esas preguntas, pero al hacerlo, habría cambiado todo lo que pensaba que sabía sobre su vida.