No me queda otra que enfrentarme a mi misma, que cerrar los ojos y echarme sal en mis propias heridas, que regalarme una mirada a través del espejo y sonreirle al reflejo que tiempo atrás odie.
No me queda otra.
No me queda otra que enfrentarme a mi misma, que cerrar los ojos y echarme sal en mis propias heridas, que regalarme una mirada a través del espejo y sonreirle al reflejo que tiempo atrás odie.