Todo era igual.
Sacaba mi mano temblorosa y la acercaba al escritorio, apagaba a manotazos la alarma y volvía a cerrar los ojos para dormir, cuando el reloj daba las una de la tarde, despegaba los ojos, me sacaba el sudor de la frente y me decidía a levantar la raja e ir a bañarme.
Aquel momento de tranquilidad entre el agua y yo, era el único que sentía que me llenaba de gozo en aquella casa, al salir de la ducha, me arreglaba, vestía y perfumaba en silencio.
-¡Cote! Ya va a empezar el reporte.- me avisaba mi vieja desde su pieza, yo me apresuraba a secarme el pelo y cuando ya había terminado, me acerco a la tele para ver el informe nacional.
Paula Daza, la actual ganadora del copihue de oro, quien siempre vestía unos elegantes y pintorescos suéteres, anunciaba profesionalmente cuáles comunas retrocedían y avanzaban en las actuales fases del plan paso a paso, al finalizar, ambas soltamos un suspiro de alivio, era otra semana más sin volver a cuarentena, y con ese sentimiento, la tele se apagó.
A las tres se almorzaba religiosamente en la casa, luego de eso, nadie cruzaba palabras con nadie, yo me iba a mi pieza y me encerraba, paseaba entre redes sociales, aburriéndome con facilidad, pero sin nada mejor que hacer.
Tomaba mi mascarilla, un chaleco y me dirigía al pan, meneaba en silencio la bolsita de género amarilla, recibiendo el sol en la piel y añorando los tiempos en donde se podía salir normalmente. Hacía la compra del pan en un negocio pequeño a una calle de mi casa, la señora Sara atendía su negocio siempre con ánimo, me redondeaba el precio del pan siempre a mi favor y mi inexistente economía se lo agradecía mucho, "¡Gracias!" Salía diciendo mientras acomodaba la bolsa del pan en mi brazo izquierdo, "¡Gracias a ti!" Me respondía de vuelta y yo no podía evitar sentirme muy enternecida.
Llego a mi casa, agua, jabón, alcohol gel, cama.
Me paseo por las redes sociales en búsqueda de algún entretenimiento, ya sea duradero o pasajero, me encontraba con los mismos memes repetidos en Instagram asi que lo cerraba e iba a Facebook, compartía algunos videos graciosos, algunos openings de anime que me gustasen y me metía a tiktok, hacia el mismo recorrido toda la tarde hasta que miraba por la ventana y me daba cuenta que ya no había luz desde afuera, cerraba las cortinas "para que no se metiera el frío" como decía mi vieja.
Hora de la once, me tomaba un té rápidamente, intercambiaba un poco de charla con mi familia para que supieran que estoy bien al menos, y hecho eso, me devolvía a mi pieza.
Ya casi ni hablaba con mis amigos, la gran mayoría estaba cruzando la enseñanza universitaria y muy a menudo sentía que los estorbaba hablándoles, sabía que era difícil, así que intentaba no interponerme mucho en sus caminos, solo intercambiábamos "diálogo" mediante memes o algo así, tampoco jugaba con ellos porque todos jugaban cosas distintas y sentía que ya no encajaba con ellos, tampoco jugaba yo sola porque no encontraba motivación para prender mi notebook y encontrar algo que me gustase, antes solía gastar horas y horas jugando, ahora el solo pensarlo me agotaba mentalmente y prefería descartarlo rápidamente. Tenía muchos juegos comprados sin ningún minuto de juego, de solo pensarlo me daba ansiedad, pero tampoco podía hacer mucho más.
Oh... ya son las una de la mañana, tomo mi libreta e intento dibujar sin éxito alguno, vuelvo a vagar por internet, al menos encuentro algo de entretención momentánea.
Ya son las cuatro, dejo el teléfono sobre el escritorio, apago las luces y veo sin ganas aquel dorama que pasan todas las noches a la misma hora, pero el cual no veo. Sin embargo, me gusta mucho la estética de los doramas, más nunca me he terminado alguno...
Luego de pensar en varias cosas más, dejar en visto por séptima vez aquel amorío fallido de cuarentena, el cual me busca solo por las noches y yo solo respondo por aburrimiento, me dispongo a dormir con un sabor agrio en la boca, me acomodo, me cubro con las sábanas hasta la nariz y cierro los ojos.
Tres golpes en una mesa me hacen despertar de golpe.
Siento un agradable calorcito en la espalda y las piernas, tengo la boca seca y un sabor algo amargo en la boca. Frunzo el ceño y despegó lentamente mi frente de mis brazos, los cuales reposaban en una superficie de madera. Abro los ojos y me veo cegada por una habitación amarilla, llena de gente hablando y riendo.
-¡Ya, silencio! Esta es la última vez que lo explico, esto les va a servir pa la psu así que pongan atención, o si no después van a andar diciendo que el pesao del profe no les enseña nada útil.
Pero ¿Por qué estoy en clases si salí hace mucho del colegio?
ESTÁS LEYENDO
Sueño R.E.M
RandomCon la pandemia todo era igual, el mundo ya no era el mismo, todos los días reposaba mi cabeza en la almohada esperando que aquella noche fuera la última, hasta aquel dia, donde caí sobre los brazos de morfeo, y sin darme cuenta, mi vida volvió a te...