Después de la gran guerra por Eldarya y el sacrificio blanco, 7 años después, Erika regresa para darse cuenta de cómo las cosas han cambiado, para ella solo ha sido un día el que paso en ese cristal. Su novio Ezarel, dado a la perdida, decide mejor...
Un destello de luz es lo único que recuerdo, este me envolvía al punto en que mis ojos quedaron completamente cegados al punto de no poder saber qué es lo que había a mi alrededor.
Ahora, lo único que veo y siento a mí alrededor es agua, puedo ver las estrellas mientras estoy semi sumergida flotando a mitad de la nada, solo rodeándome del inmenso océano. Mi mirada se ha perdido en el inmenso cielo lleno de estrellas, no tengo fuerzas de nada.
Comencé a sumergirme, poco a poco, solo cerré mis ojos ante el agotamiento. Para mi sorpresa, el aire no me faltaba pude respirar sin muchos problemas, pero eso no quita que el respirar me es pesado, aún que no debería representar mucho esfuerzo en estos momentos para mi incluso el respirar es agotador, es una sensación similar a la que sientes después de hacer algo que no habías hecho en mucho tiempo, como si fuese mi primera vez en mucho tiempo sin respirar.
He abierto mis ojos y me he encontrado recostada en un lugar algo oscuro, solo lo iluminaba una ventana que dejaba pasar la luz a través de los barrotes.
-¿Dónde estoy?
Pregunté, pero no había nadie quien me diera una respuesta, solo escuche el enorme eco de mi voz recorrer el lugar.
Fue cuando decidí finalmente levantarme de aquel colchón y caminar un poco, sentía mis piernas débiles, no tenía mucha fuerza en ellas y el dar cada paso me era tortuoso, sentía cómo si caminase sobre vidrios rotos.
-Nnggh!
Fue lo único que solté, el dolor era insufrible así que volví a caer sentada en el colchón, solo para observar que mi cuerpo estaba totalmente desnudo, lo único que me cubría eran un par de algas marinas las cuales parecían haberse enrollado alrededor de mi cuerpo.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar pasos, eran finos y a la vez sonaban unas llaves al compás, algo asustada solo me he hecho para atrás en el colchón. Las llaves se insertaron en la cerradora abriendo la puerta.
Finalmente pude ver una silueta femenina asomándose, sorprendida que estuviera despierta se acercó a mí, fue cuando pude verla con más detalle era una mujer de cabello rosado, no podría decir que parecí puesto que su cuerpo, parecía un collage de varias cosas.
-¿Cómo te sientes?
Pregunto examinándome con la mirada, a lo que solo conteste con encogerme de hombros. No sabía realmente cómo me sentía.
-No pasa nada, me sorprende que estuvieras viva, te encontramos en la playa tumbada.
-Me sorprende a mí también, a decir verdad...
Comente algo confundida
-¿Cómo te llamas?
Preguntó la pelirosa mirándome tranquilamente, a pesar de que no notaba ningún tono de amenaza en su voz ni en su forma de moverse o actuar, algo me inquietaba al verla, ¿Será su físico peculiar?, no lo sé.
-No lo sé...
Sí, no se mi nombre. Más bien, no lo recuerdo. No recordaba nada ni cómo es que estaba en medio del océano flotando a mi suerte. No tengo muchas respuestas, espero no sea un interrogatorio, mi cabeza duele suficiente como para quebrarme la cabeza con preguntas complejas.
-¿De verdad?, quizás te golpeaste fuerte
-Quizás.
Me encogí de hombros sin saber que más decir, la verdad no estoy aún en mis 5 sentidos cómo para pensar con claridad.
-¿Dónde estoy?
Pregunté, la pelirosa me miro y sonrió leve.
-Estás en Lund'Mulhingar.
-¿Y por qué me tienen encerrada?
Fui directa, es decir, estaba tirada en un colchón a penas en buen estado y encerrada.
-Yo no fui quien te encontró, fue nuestro jefe y líder junto con otros miembros de la corte. Solo lo hicieron para asegurarse que no fueras peligrosa.
-¿Me vez con un arma?, salvo que las algas sean algo ilegal por aquí
Dije con una risa irónica señalándome de cuerpo completo, mostrando que seguía desnuda solo con eso cubriéndome. Ahora que entre en más en cuenta me tape con mis brazos, sonrojada.
-Si bueno, lo siento, yo no lo decidí pero tampoco puedo soltarte. Pero te traeré ropa y algo de comer. Luego te llevaré a la enfermería, no sé por qué no te llevaron si estabas tumbada e inconsciente.
-La falta de respeto abunda por aquí, parece.
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Una risita salió de ella.
-Volveré en un momento, hablaré con el jefe. Me parece que se pasó contigo...
Dijo con una risa forzada, parecía estar molesta aunque no conmigo, gracias a dios. Finalmente vi que se marchó, pero no puso la cerradura, eso me dio más confianza de esperarla, aunque quería salir corriendo. Era mejor esperarla, después de todo no iba a llegar muy lejos mis piernas y pies dolían mucho y que vergüenza correr desnuda por ahí. La sola idea de pensar en cuantos mas me vieron "así" me hizo sonrojar mucho.
