Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Nishimura Riki tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo rato por su ingenuidad, ¿qué clase de alfa querría enca...
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ADVERTENCIA: Por ser el capítulo 10 y como un «Especial», todo será narrado desde un POV Sunghoon, así que sabrán más de su vida por su lado y ese tipo de cosas. Lo mismo con el 20, 30 y así sucesivamente.
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—¡Sunghoon! Sunghoon, ¿estás escuchándome?
Despegué mis ojos de la laptop cuando observé el rostro de Jay tan cerca que de un cabezazo seguramente podía romperle la nariz. Me alejé para evitar hacerlo y aunque siempre me había enojado cuando me sacaban de mis momentos de concentración, no quería que iniciáramos otra pelea, mi familia ya estaba cansada con nuestros arrebatos y de tener que arreglar mi oficina por como la dejábamos después de eso.
Jay es mi mejor amigo desde que estuve iniciando la secundaria, él era un alfa como yo, sin embargo de algún modo logramos encajar después de molernos a golpes un par de veces, no es que me queje, así eran las clases debido al constante deseo por ser mejor que todos tus compañeros de tu género, Jay y yo comprendimos que no había necesidad de llegar eso, hemos sido amigos desde entonces y aunque cuando no compartimos pensamiento, podemos irnos a los golpes, nunca pasa de eso, aquí el que gana la pelea, tiene razón, fin de la historia.
Mi familia lo contrató para que sea como mi ayudante, mi mano derecha. Ellos se la pasaba la mayor parte de sus años viajando y todo lo que fuera en Corea quedaba en mis manos, así que me trasladaron a su oficina hace un año, no me quejo, es mucho más grande que la anterior. Ser el único heredero de una de las compañías más conocidas a nivel nacional e internacional puede ser algo de demasiado estrés para cualquiera, yo que nací en esa cuna de oro, ya estaba completamente acostumbrado y sabía cuándo permitirme vagar e ignorar el trabajo, y cuando no.
Por ejemplo, cuando recogía o llevaba a Niki, ahí me podía permitir ignorar el trabajo solo para después esforzarme el doble, no dejaría que todo se me junte como aquel jueves donde las cosas se salieron de mis manos, aún me hervía la sangre de solo pensar que no acabé con ese desgraciado.
—Jay, ¿exactamente a donde les gusta ir a los niños de tres años?
