Epílogo

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Yoongi:



Es estúpido, pero aún puedo sentir su presencia.

Después de que él se disparara, Jungkook logró controlarse y pudo dormir. Me lo pensé demasiado y al final decidí regresar a casa de mis padres. Ya no tenía planes, básicamente, Jimin era mi plan.

Íbamos a huir juntos, no quiero huir solo o con mi hermano. Se suponía que moriríamos al mismo tiempo. La idea de dispararme llegó a mi cabeza, pero ¿y Jungkook? No podía dejarlo así, él no podía caminar y las probabilidades de sobrevivir eran casi inexistentes.

Regresé a casa con Jungkook y también con Jimin. Había intentado ser fuerte. Eran cerca de las tres de la madrugada. Jungkook seguía dormido y Jimin estaba en la misma posición que lo dejé, mirándome con esos hermosos ojos que me miraron cuando era un niño, cuando nos enamoramos y cuando decidimos hacer el amor. Antes de bajar, me dediqué a verlo y lloré abrazándome al volante, deseando nunca haber salido de esta casa para huir con él.

Miré hacia el frente y apagué el auto bajándome de él. 

Toqué la puerta de mi antigua casa, todo estaba igual que antes. Aún tenía tiempo de retractarme e irme, pero escuché las pisadas y una voz masculina bastante conocida.

—¿Quién es? —preguntó antes de abrir la puerta.

Mi corazón se aceleró y yo me puse completamente nervioso. Era mi padre.

—Yo. —contesté estúpidamente.

—No es verdad... —escuché su voz quebrarse.

Salió mi padre a abrazarme y llamó a mi madre. Todo se sentía tan bien, se sentía bien de estar de vuelta. Mi madre se acercó al auto a ver a mi hermano, pero en cuanto vio a Jimin, dio un grito despertando a mi hermano.

Había sido una escena bastante amorosa al principio, y ahora estoy aquí sentado en mi habitación arreglándome para ir a declarar en la policía sobre el asesinato de Park Jimin.

No soy culpable de la muerte de mi novio, pero sí lo soy de todas aquellas personas que murieron a manos de él.

—Yoongi...

Me giré a ver, era mi hermanito.

Él estaba muy preocupado por mí. Desde que falleció Jimin, él siempre quiere estar conmigo. De todos aquí, él es el único que sabe lo mucho que amé a mi novio y sabe que yo jamás sería capáz de matarlo, porque nadie cree que haya sido un suicidio y aunque Jungkook esté de mi lado, nadie quiere creerme. ¿Hay necesidad de seguir aquí?

Y como siempre, no me puedo suicidar, Jungkook me necesita. Soy su único amigo. Pero igual iré a la cárcel a pesar de tener diecisiete. La madre de Jimin levantó cargos y lo único que me hace inocente es la declaración de Jungkook, pero él no sabe hablar frente a mucha gente, eso le da miedo. Ni para qué me esfuerzo.

—Jungkook, iré a prisión.

Sus ojitos se volvieron llorosos. 

—¡Voy contigo! —dijo llorando. 

Me levanté a abrazarlo. Jungkook ha sido muy fuerte en todo este tiempo, lamento todo lo que le hice pasar, él estará mejor sin mí.

—No puedes —le dije limpiándole las lágrimas—. Debes cuidar de Mia —le di mi muñeca, Jungkook la miró con los ojos muy abiertos—. Cuídala por mí.

—Sí, Yoongi, yo cuidaré de ella.  Pero ¿quién cuidará de Ken? —mi semblante cambió a uno triste. Cuando recién nos fuimos, Jungkook le regaló a Jimin su Ken. 

Cuando llegué aquí, encontré el Ken en la maleta de Jimin, aunque haya sido bastante malo con Jungkook, sé que en el fondo lo quería.

—El Ken estará bien contigo. —le dije, fui a buscarlo en mis cosas y se lo entregué.

Abracé a mi hermano fuertemente, él era un pequeño angelito sin comprender este mundo lleno de maldad, y yo lo estaba arrastrando a ella. Él estará bien aquí, con mis padres.

—Ahora están todos juntos, de nuevo. —dijo emocionado.

Solo pude esbozar una pequeña sonrisa melancólica, me gustaría que nosotros volviéramos a estar juntos.

Me despedí de él y me fui para no volver, hasta que se termine mi tiempo en prisión o hasta que alguien me mate allí adentro.













RED. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora