A veces creo qué realmente te estoy usando. Sí, te idealizo a mi antojo y te utilizo para lo que se me antoje: para hacerme, para escribir, para culpar, para escapar, como refugio, como meta, como objeto para acosar o hasta odiar.
Eres mi utopía que sueña con cruzar a la realidad. A veces trato de olvidarte y te ignoro, no sirve de mucho, trato de ser feliz, y claro que lo logro de a ratos, de a tardes de paseos y distracciones, pero llega un momento de la semana que ahí despiertas como de una simple siesta, ahí sin hacer nada me irritas igual, me tienes y me enamoras. A veces borro todo esperando que sea un simple invento de mi mente.
Después de un tiempo me asalta alguno de tus malditos recuerdos de ternura, te vuelves imposible de odiar de alguna mágica manera y todo comienza de nuevo dentro de este circulo vicioso.
Me rindo por un tiempo y me sumerjo en lo que fue y lo que podría ser. Vuelo lejos y algo me tironea al suelo nuevamente, a la realidad, no estas a mi lado cuando te necesito, en mis noches de insomnio y locura.
Pero la esperanza es mi maldición, es mi cruz,te perdono por no estar, y ni siquiera sabes que estas aquí conmigo escuchando mis locuras y delirios sobre nosotros.. Esto no es una opción, ya no hay marcha atrás, hace mucho ya que eres parte de mi.