Quita el polvo - Jenlisa

Capítulo XIX

Una parte de Jennie siempre había sabido que su matrimonio se estaba desmoronando, y tal vez por eso se había enterrado tan profundamente en su trabajo que ni siquiera lo había notado hasta que Lisa se fue y su lado del garaje estaba vacío. El dolor ni siquiera se había registrado. Jennie tardó semanas en estar realmente sola para darse cuenta del vacío que dejó la ausencia de Lisa en su vida. Pero una simple comprensión no fue suficiente para traer de vuelta a Lisa o salvar el matrimonio, por lo que había dejado de intentarlo por completo.

Hasta que decidió empezar. Intentar, cuidar y transmitir sus sentimientos. Cuando Lisa comenzó a llorar por su don, su corazón se sintió increíblemente ligero y pesado al mismo tiempo. Cuando Lisa dijo que todavía la amaba, Jennie se había sentido casi desmayada de alivio y felicidad. Realmente pensó que había perdido a Lisa para siempre. Lisa era su amante, su mejor amiga y su pareja. ¿Qué haría sin ella, para siempre?

El viaje a casa fue silencioso. El teléfono de Jennie todavía estaba apagado, porque no quería que la molestaran las llamadas del trabajo, a pesar de que una parte de ella todavía ansiaba ver si todo estaba bien. Ella apagó violentamente esa parte. Ella le había dicho a Chaeyoung que se ocupara de todo lo posible y, si no podía, que le transfiriera cualquier cosa a su padre. Que para empezar, era su empresa.

Aunque estaban en silencio, había mucho que pensar entre ellas. Jennie no podía dejar de mirar a Lisa, la marcada línea de su mandíbula y su nariz, sus suaves labios y una pizca de pecas por toda su piel. Había olvidado lo que se había sentido al querer a Lisa, y sentir eso de nuevo era liberadora. Lisa se dio cuenta de que la miraba fijamente y volvió la cabeza, pero Jennie no rehuyó. Sin embargo, se sonrojó. Lisa le sonrió divertida.

"¿Te estás sonrojando porque tu esposa te sorprendió mirándola?"

Jennie tragó saliva con dificultad. Realmente se sentía como si hubieran vuelto a cuando empezaron a salir. Todos los sentimientos estaban frescos y vivos y el dolor profundo en su estómago era insistente.

"No", se burló, pero Lisa se rió, porque sabía que era mentira.

"¿Que te gustaría para el almuerzo?"

La mañana había pasado muy rápido. Jennie estaba absolutamente agotada por su vuelo apresurado y luego de regreso al campo, y luego su loca carrera para llegar a Chaerin a tiempo. Apenas había dormido más de un par de horas, e incluso entonces, habían sido intermitentes.

"No estoy de humor para nada exótico".

"Hm." Lisa frunció los labios. "¿Pizza?"

"La pizza suena bien".

"¿Y una película?" Lisa le lanzó una mirada vacilante. "¿Quizás algunos abrazos?"

El corazón de Jennie dio un vuelco. "Eso suena perfecto."

Cuando llegaron a casa, Jennie dio de comer a los perros mientras Lisa ordenaba comida. Cuando terminó, se dejó caer en el sofá y comenzó a buscar una película. Lisa se unió a ella poco después, los perros se instalaron afuera en su casa.

"Veinte minutos", le dijo Lisa. "Entonces podremos probar la mejor pizza de la ciudad".

Jennie no pudo reprimir una sonrisa. "¿Qué película te gustaría ver?"

Lisa se inclinó hasta que se juntaron, entrecerrando los ojos ante la televisión. Ella tomó el control remoto y seleccionó algo. "Escuché que este es realmente bueno", dijo, con las mejillas ligeramente teñidas de rosa. Jennie arqueó una ceja.
"¿Debajo de su boca? Suena ... erótico."

Lisa le dio una sonrisa descarada. "Quizás lo sea."

A Jennie se le revolvió el estómago. Daría cualquier cosa por tener la boca de Lisa en ciertos lugares, pero la regla de no tener sexo todavía estaba en su lugar, por lo que tenía que comportarse sin importar cuán insufrible se volviera Lisa. Chaerin insistió en que, a pesar de que habían logrado un gran avance, ser íntimos demasiado pronto podría hacer que sus esperanzas fueran demasiado altas, y si algo sucedía que perturbara la paz repentina, se estrellarían horriblemente. Jennie lo entendió, pero su cuerpo no.

La película fue increíblemente erótica. Jennie tuvo que apretar sus muslos juntos, y se preguntó distraídamente por qué Lisa se había decidido por esta película específicamente. ¿Quería que sucediera algo? ¿Estaba siendo una idiota, como de costumbre? Decidida a darle una pequeña venganza, Jennie puso la mano de Lisa en su regazo y luego comenzó a acariciar sus largos dedos. Ella trazó la profundidad de sus nudillos, los huesos que sobresalían de sus muñecas y las venas a lo largo del dorso de su mano que sobresalían ligeramente. Se alegró cuando Lisa se estremeció.

En la pantalla estaba teniendo algo de acción y el calor en la habitación estaba aumentando. La boca de Jennie estaba absolutamente seca, pero no quería levantarse para beber algo. En lugar de eso, acarició los dedos de Lisa, disfrutó de la sensación sólida de su cuerpo y luego jadeó cuando Lisa de repente inclinó la cabeza y la besó.

El beso de Lisa transmitió todo lo que Jennie sentía en el fondo de su pecho. Hizo que su corazón tartamudeara y sus rodillas se debilitaran. No pudo evitar empujar a Lisa hacia abajo hasta que estuvo a horcajadas sobre ella, besándola con tanta pasión que todo su cuerpo ardió. Cuando se apartó, se apartó el pelo de la cara y tragó saliva.

"Probablemente no deberíamos hacer ..." comenzó Lisa, con la cara sonrojada, "... eso".

Jennie sabía que tenía razón. No podían permitirse ponerse tan nerviosos. Si rompían la sólida regla de Chaerin de no tener sexo, podrían tirar todos los pasos completados por la ventana. Si. Eso tenía mucho sentido.

Se encontraron a mitad de camino, labios y lenguas encontrándose, y Jennie gimió cuando las manos de Lisa se deslizaron por debajo de su camisa, cubriendo sus pechos. Todavía tenía puesto el sostén, pero el solo hecho de sentir el contacto a través del material le endurecía los pezones y le empapaba las regiones inferiores.

"Olvidé lo que se siente", Jennie jadeó contra la boca de Lisa.

"Yo también", gimió Lisa. Sus manos estaban casi por todo el lugar. Era como si estuviera tratando de tocarla en todas partes a la vez.

Cuando sonó el timbre de la puerta, se sobresaltaron el uno del otro como si fueran adolescentes cachondos atrapados por sus padres. Les tomó un segundo recordar la pizza, y cuando lo hicieron, se rieron. Jennie podía sentir un hormigueo en todo su cuerpo, pero ahora que estaban sentados y tratando de recuperar la compostura, decidió que realmente necesitaban detenerse.

Lisa pareció estar de acuerdo, porque cuando regresó de comprar la pizza, mantuvo cierta distancia entre ellos. Las cosas no fueron incómodas, al menos, pero fueron acusadas. Cambiaron la película, comieron en silencio, pero todo el tiempo se miraron la una a la otra.

Jennie realmente odiaba la estúpida regla de Chaerin.