Capítulo uno.

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Doyoung suspiró, deteniéndose frente a aquel enorme local.

"Jung's Garage" se leía en grandes letras de color azul. Casi llegando al pueblo, su batería se había arruinado y se encontró maldiciendo en todos los idiomas posibles, aunque estaba consciente de que aquello le había ocurrido por despistado, ya que en el momento de hacerle el servicio simplemente dijo "luego".

- Maldición Doyoung, eres un imbécil. -habló bajito para sí mismo.

La grúa bajó su vehículo frente a la puerta y allí pagó, agregándole algo así como quinientos dólares demás al conductor.

- Joven, aquí hay dinero de más... -separó los billetes, dispuesto a devolverlos.

- Es para usted. -le dijo- Su trabajo es realmente importante, si no fuese por usted, seguiría varado en la carretera. -explicó- Tómelos, por favor. -el señor lo miró asombrado, aunque aún así agradeció y los tomó, para después irse.

Lo cierto es que el joven ingeniero civil, Kim Doyoung, había acumulado demasiado dinero con el que podrían vivir sus hijos, sus nietos, bisnietos, y lo que les seguía. A sus veintiseis años, tenía un historial completamente limpio desde sus estudios hasta su trabajo; y aquello lo hacía muy feliz, porque era el trabajo de sus sueños y ponía todo de sí en cada una de sus obras. Se destacaba en lo que hacía porque ante todo tenía un profesionalismo digno de admirar.

Aunque no era tan profesional con su vida privada. En realidad, eso era lo más desastroso que tenía.

Tocó el enorme botón rojo que era el timbre y esperó pacientemente a que lo atendieran. Eran las diez de la mañana de un domingo nublado y frío, su nariz estaba roja y sus pies tiritaban.

- B-Buenos días... -saludó cuando la puerta pequeña se abrió y de allí salió un hombre alto y fornido, con pantuflas y un café en mano. Tuvo que mirar hacia arriba porque le sacaba una cabeza y un poquito más.

- Buenas. -dijo secamente- ¿Qué necesitas?

- Mi batería se descompuso y quisiera saber si podrías arreglarla. -usualmente hablaba muy fluido y no solía ser muy tímido, pero el hombre frente a él lo estaba haciendo sentirse pequeñito.

- ¿Qué modelo es el auto? -lo miró fijamente.

- Un BMW serie siete de sexta generación. -respondió.

Automáticamente, quien sostenía el café abrió los ojos de par en par y levantó la mirada, confirmando que sí, era aquel costoso auto que el enano había dicho.

Una que otra vez le había tocado arreglar un Lambo, algún Ferrari o algo así. Pero eso era raro.

Luego, regresó su vista al pelinegro frente a él, quien lo miraba con ojos suplicantes para que aceptara su petición.

- Bien. -dijo- Yo lo arreglaré.

- ¡Muchas gracias! -sonrió- ¿Para cuándo podrías tenerlo?

- ¿Para cuándo lo necesitas? -respondió casi más seco que antes.

- Si es posible antes del viernes... -hizo una mueca- Pero si no puedes antes no hay ningún problema.

- Pasa y déjame tus datos, así podré comunicarme contigo por cualquier cosa. -se corrió de la puerta e hizo señas para que pasara.

Una vez dentro el mecánico se sentó en la mesa y le indicó que hiciera lo mismo para después tenderle unos papeles que, leyó rápidamente y luego firmó, además de completar los datos que se pedían.

- ¿Podrías decirme el costo ahora? -preguntó- Puedo pagarte ya mis-

- Primero revisaré bien qué es lo que está dañado y si es que lo está. -lo interrumpió- Tú vas a pagarme cuando yo te entregue el vehículo y estés satisfecho con mi trabajo.

JUNG'S GARAGE ━ JAEDO FANFIC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora