La antigua casa del centro de la ciudad se erguía majestuosa, con sus altos muros de piedra y sus ventanas de vidrios empañados por el tiempo. El paso de los años había dejado su huella en cada rincón, en cada grieta y en cada sombra que se escondía entre sus paredes. Aquel lugar estaba lleno de misterio y secretos, y solo unos pocos se atrevían a aventurarse en su interior. Miranda, una mujer enigmática y solitaria, se movía entre las sombras de la casa como un fantasma.
Vestida con un traje negro que se fundía con la oscuridad, era invisible para todos, excepto para una pequeña niña llamada Fany. Durante el día, Fany solía pasar horas jugando en el patio trasero de la casa, ajena a los secretos que albergaba. Su cabello rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros, y su vestido colorido le daba un aire de inocencia y alegría. No sabía que su madre, Miranda, estaba allí, observándola con amor y preocupación. El sol iluminaba el patio trasero, creando un contraste entre la luz y las sombras que se proyectaban en el suelo de piedra. Los árboles frondosos y las flores coloridas creaban un ambiente tranquilo y acogedor. Pero bajo esa apariencia idílica se escondía un aura de misterio, una sensación de que algo oscuro acechaba en cada esquina. Fany saltaba y reía mientras perseguía mariposas entre los arbustos.
Su risa resonaba en el aire, llenando el patio de alegría y vida. Miranda, oculta en la penumbra, no podía evitar sonreír al verla tan feliz. Aunque su corazón se llenaba de amor al contemplar a su hija, también sentía una profunda preocupación. —Fany, mi pequeña joya —susurraba Miranda desde las sombras—. No sabes los peligros que te rodean, pero haré todo lo posible por protegerte. Fany, ajena a las palabras de su madre, continuaba con su juego. Saltaba de un lado a otro, persiguiendo las mariposas con una determinación infantil. Sus risas resonaban en el aire, como una melodía que llenaba el patio de vida y energía. El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. La luz se desvanecía lentamente, dando paso a la oscuridad de la noche.
La casa antigua parecía cobrar vida propia, sus sombras se alargaban y se movían de forma inquietante. Miranda salió de las sombras y se acercó a Fany. Su vestido negro se movía con gracia a medida que avanzaba, como si estuviera bailando con el viento. Sus ojos, llenos de amor y preocupación, se clavaron en la pequeña niña. —Fany, cariño —dijo Miranda con voz suave—, es hora de entrar. La noche se acerca y no es seguro quedarse afuera. Fany miró a su madre con sus grandes ojos azules, llenos de curiosidad e inocencia.
No entendía por qué debían irse, pero confiaba en su madre y sabía que siempre hacía lo mejor para ella. —Está bien, mamá. Vamos a entrar —respondió Fany mientras tomaba la mano de Miranda. Ambas caminaron hacia la puerta principal de la casa, que se abrió con un chirrido escalofriante. El interior de la casa estaba iluminado por velas, creando una atmósfera tenue y misteriosa. Las sombras se movían en las paredes, como si estuvieran danzando al ritmo de un compás desconocido. Miranda guio a Fany por los pasillos, evitando las habitaciones oscuras y los rincones sombríos. El vestido negro de Miranda se fundía con las sombras, haciéndola parecer parte de la casa misma.
Su rostro reflejaba una mezcla de tristeza y determinación mientras avanzaba por aquel laberinto de recuerdos y secretos. Finalmente, llegaron a la habitación de Fany. La cama estaba cubierta por una colcha de tonos suaves y la luz de la luna se filtraba por las cortinas, creando un ambiente de calma y serenidad. Fany se acostó en la cama, abrazando su muñeca favorita. Miranda se sentó a su lado, acariciando su cabello con ternura. —Fany, mi pequeña estrella, hay cosas que debes saber —dijo Miranda en un susurro—. Esta casa esconde muchos secretos, secretos que deben permanecer ocultos.
Hay fuerzas oscuras que acechan en la oscuridad y debemos estar siempre alerta. Fany miró a su madre con atención, sus ojos llenos de curiosidad y asombro. No entendía completamente lo que su madre le decía, pero podía sentir la seriedad en su voz y la preocupación en su mirada. —¿Qué tipo de secretos, mamá? —preguntó Fany, con la voz llena de inocencia. Miranda suspiró y miró a su hija con tristeza. —Secretos que se remontan a generaciones, Fany. Secretos que pueden cambiar el curso de nuestras vidas. Pero no te preocupes, mi amor. Estoy aquí para protegerte, para asegurarme de que estés a salvo. Fany asintió, confiando en las palabras de su madre. Sabía que Miranda haría cualquier cosa por protegerla, incluso enfrentarse a los peligros que acechaban en las sombras de aquella antigua casa.
La habitación se sumió en un silencio tenso, solo interrumpido por el suave crujido de las velas y el susurro del viento en el exterior. Fany se acomodó en la cama, sintiendo el abrazo reconfortante de su muñeca. Miranda permaneció a su lado, vigilante y protectora. El sentimiento en el aire era de intriga y anticipación, como si algo importante estuviera a punto de suceder. La iluminación tenue y las sombras danzantes creaban una atmósfera mágica y misteriosa. El vestuario oscuro de Miranda reflejaba su papel como protectora en la sombra, dispuesta a enfrentar cualquier peligro por el bien de su hija. A medida que la noche avanzaba, el sentimiento de peligro se intensificaba. La casa antigua parecía cobrar vida propia, susurros inaudibles llenaban los pasillos y las sombras se movían con una energía inquietante. Miranda permanecía en alerta, su mirada fija en la puerta de la habitación. De repente, un ruido resonó en el pasillo. Miranda se levantó de un salto, su vestido negro ondeando a su alrededor. Fany se aferró a su muñeca, sintiendo el miedo palpable en el aire.
Ambas se miraron con determinación, listas para enfrentar lo que sea que se encontrara al otro lado de la puerta. El sentimiento de tensión alcanzó su punto máximo cuando la puerta se abrió de golpe. La figura de un hombre alto y sombrío se recortó en la entrada. Miranda se puso frente a Fany, protegiéndola con su cuerpo. —¿Quién eres? ¿Qué quieres? —dijo Miranda, su voz llena de valentía y determinación. El hombre se acercó lentamente, su rostro oculto por las sombras. Su vestimenta oscura y su mirada penetrante creaban una sensación de peligro inminente. —Miranda, has estado escondiendo a mi hija durante demasiado tiempo —dijo el hombre en tono amenazante—. Ha llegado el momento de que vuelva conmigo. Miranda se tensó, su mirada llena de ira y protección. —Nunca te la llevaré, nunca permitiré que le hagas daño —respondió Miranda, su voz llena de determinación. La habitación se llenó de un silencio tenso mientras ambos se miraban fijamente.
La iluminación tenue y las sombras danzantes creaban un ambiente de suspense y peligro. El vestuario oscuro de Miranda reflejaba su papel como protectora, dispuesta a luchar hasta el final. El sentimiento en el aire era de tensión y miedo, pero también de amor y valentía. Miranda estaba dispuesta a enfrentar cualquier peligro por el bien de su hija, sin importar las consecuencias. El primer capítulo de esta historia nos sumerge en un mundo de misterio y secretos ocultos en una antigua casa del centro de la ciudad. La ambientación está llena de sombras y contrastes, con una iluminación tenue que crea una atmósfera misteriosa y emocionante. El vestuario oscuro de Miranda refleja su papel como protectora en la sombra, dispuesta a enfrentarse a cualquier peligro por el bien de su hija. Los diálogos transmiten el amor y la preocupación de Miranda hacia Fany, así como la determinación y valentía que siente al enfrentarse a los peligros que acechan en la oscuridad.
El sentimiento en el aire es de intriga y anticipación, con un trasfondo de peligro y tensión que se intensifica a medida que avanza la historia. En resumen, este primer capítulo nos sumerge en un mundo lleno de misterio y secretos, con personajes enigmáticos y una ambientación oscura y emocionante. El vestuario, la iluminación y los diálogos contribuyen a crear una atmósfera llena de suspense y peligro, mientras el sentimiento en el aire es de amor, valentía y protección.
Continuara...
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Cielo o Infierno es Igual
ParanormalSe nos presenta una historia paranormal con sus fantasmas que no importa de donde vengan son fantasmas...