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Los segundos días de clases siempre son mucho mas tranquilos que los primeros, pues todas las introducciones y cursos que nos dan para conocer las materias que llevaremos durante el semestre ya acabaron y es hora de tomar las clases en forma. Para mi mala suerte, cada clase la tomamos en salones distintos con compañeros diferentes y este año con la única persona que comparto una sola clase, es con Clara.

Todos los salones son grandes y bien iluminado gracias a la excesiva cantidad de ventanas que tienen. Mi salón para la primera hora, se encuentra ya medio lleno a pesar de que aún faltan 15 minutos para que comience la clase. Cuando entro, al menos 5 personas voltean en mi dirección y me sonríen en forma de saludo. Les devuelvo la sonrisa mientras me siento en la primera fila, en la esquina derecha, apartándole un lugar a Clara junto a mí.

Por algún motivo, aunque conozco a casi todas las personas de nuestra generación y les puedo hablar sin problema, me cuesta estar sola durante mucho tiempo sin ninguno de mis amigos, no me considero alguien con ansiedad social ni mucho menos, detesto la idea de pensar que soy dependiente de compañía, pero desde hace dos años siento como si no pudiera estar sola en ningún momento.

10 minutos pasan y Clara finalmente entra al salón, me abraza y después se sienta junto a mi.

-Me gusta este lugar.-comienza a sacar sus libros.

-Por eso lo escogí.

-¿Dormiste bien?

-Si, es cuestión de acostumbrarme.

-Sabes que puedes seguir durmiendo en mi casa.-me mira y ladea su cabeza. A pesar de siempre hablar con el tono más serio y neutro que he escuchado en mi vida, sé que trata de mostrar empatía en su voz.

-No puedo hacerlo para siempre.

De repente, las conversaciones y risas que se escuchaban de fondo paran por unos segundos. En el marco de la puerta se asoma un chico alto con su mochila negra colgando de su brazo izquierdo, se queda quieto unos segundos mientras escanea el salón, para después sentarse 3 filas detrás de nosotras. Las chicas detrás de el sí que aprovechan para darle una buena mirada. Arturo parece notarlo pero no desvía la atención de su celular.

Clara y yo volteamos a vernos y sin necesidad de decir palabra, sabemos exactamente lo que pensamos. Después del extraño encuentro que tuvimos con él ayer y las mil disculpas de Javi en nombre de su primo, todos acordamos en no juzgarlo, tal vez no estaba en su mejor momento. Aún así, todo el encanto que había causado en mí cuando lo vi por primera vez, se había esfumado por completo. Puede que hayamos decidido no juzgarlo, pero eso no significa que me haya gustado su forma de reaccionar. Ahora es un compañero más, con el que probablemente no tendré interacción alguna.

Justo en ese momento, la maestra entra al salón y nos da la bienvenida a la clase de Literatura Inglesa.

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-Supongo que ustedes serán las protagonistas del musical de este año.-dice Joey mientras le da una gran mordida a una de las cinco hamburguesas que se compró en el comedor. Este niño si que puede comer.

-No podemos dar nada por hecho, siempre entra gente nueva y la competencia cada vez es más dura.-tomo dos papas fritas de mi plato.

Clara y yo hemos formado parte del club de teatro desde que tengo memoria, ambas descubrimos a una corta edad lo mucho que nos gusta cantar y bailar y que es posiblemente a lo que nos querremos dedicar. Jo descubrió que quiere convertirse en abogado apenas y conoció a mis padres, y Joey ha mostrado una gran pasión por el futbol americano desde que era bebé, gracias a su papá quien es dueño de varios equipos al rededor del país.

Una Vez en la Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora