Antes de la existencia del hombre Corintia era un continente lleno de misterios y paisajes místicos que se encontraba dividido por 6 sectores, Bora, Uro, Nanti, Yanesha, Oconia y Blangden.
Blangden era un lugar donde los paisajes no eran más que simples ilusiones al ojo de quien atravesara esas tierras, un lugar donde tu ser era consumido por un fuego que desgarraba tu propia alma, era el sector prohibido, nadie podía entrar ahí.
Mientras que las tierras de Blangden seguían exponiendo la oscuridad que se mantenía en ellos, aquellos sectores que no fueron alcanzados por sus nieblas fueron prosperando, en especial Oconia convirtiéndose en el primer reino del continente un ejemplo que fue seguido por los otros sectores, Oconia resplandecía lo suficiente como para apocar a los otros reinos con su luz, transportando a Corintia en una época de conflictos bélicos, ocurridos por los desacuerdos y egoísmo de algunos hombres entre sus pueblos; al ver como sus tierras y gente se veían perjudicadas el rey Baltasar der Clifford de Uro y el rey Jeremias ur Abaddon de Oconia unieron fuerzas para detener aquel conflicto, la batalla fue ardiente pero al final los reyes de Bora y Nanti propusieron realizar un acuerdo para terminar aquella guerra sin sentido, pero Reasel or Cyapel rey de Yanesha estaba decidido a no ceder, pero el orgullo poco le duro, después de derrochar el dinero del pueblo en armas y joyas para los de sangre purpura, a estas alturas su reino no era más que una simple desgracia resignándose a firmar aquel acuerdo que lo perjudicaba, fue así como los 5 reinos aceptaron y firmaron, después de mucho tiempo no volvieron a verse en vueltos entre las llamas....
El tiempo paso logrando los años curar aquellas heridas que obtuvieron, forjaron fuertes lazos los reinos; cada uno tenía su especialidad, su propia magia, sus tratados y sus festividades ayudaban a mantener la paz, las guerras y conflictos casi no estaban presentes, llegando así a una época de ORO.
- listo, a dormir -menciono una bella mujer de cabellera castaña cerrando aquel libro que se encontraba en sus manos -esa es nuestra historia-
- esos reyes fueron muy valiente- menciono emocionada
Sophia solo sonrió ante las palabras de la menor, era una niña muy imperactiva, la historia de los 5 reinos es lo básico que los menores de edad deberían saber, pero los últimos años la educación no pudo llegar a todos los lugares de Oconia.
- ¡¿qué opinas Cora?!- pregunto emocionada a su compañera
Una niña de cabellera Castaña pelirroja se encontraba abrazando sus piernas en su cama mientras Kosem saltaba de cama en cama feliz y parloteando sobre la historia recién escuchada, pero ni el movimiento de la sabana pudo sacarla de su pequeña burbuja.
-como quisiera ser una princesa, para vivir felizmente sin hacer nada, tener joyas, dinero y casarme con un príncipe- decían mientras exageradamente movía sus manos con elegancia y zarandeaba su camisón como si estuviera bailando- Cora tú también...-
-no! - dijo interrumpiendo- no quiero- se aferró más a sus piernitas
La respuesta que obtuvo de su compañera la decepciono, no le gusto ese resultado, le parecía ridículo ver como se aferraba a sus piernas, "¿estas disgustada porque no te gusto la historia?".
- oh! ¡Pero será divertido!, los vestidos y los bailes, ¡si tuviéramos dinero no estaríamos acá! –
Sus palabras salieron sin pensar, volteo para ver a Sophia quien solo le sonreía, Kosem se sintió algo mal por haber dicho eso, sonó como si se estuviera quejado de su vida, pero no era así, la emociono le gano dejando que de su boca saliera cualquier habladuría, rápidamente se acercó a la mayor y pido disculpas por sus palabras recientes, Sophia quien no tomo importancia a lo que la menor de 9 años dijo solo acaricio sus cabellos consolándola por su error.
ESTÁS LEYENDO
El mañana de los girasoles
Teen FictionEntre muchos sacrificios, Oconia un reino que simbolizaba la paz se encuentra en una distopia, la gente ya no confía, maldiciendo al Rey que los trajo a su desgracia, el hasta a su ultimo aliento busca destruir este mundo con un máximo poder nunca a...