-Me tengo que ir-

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El carruaje en el que viajaba se sacudía de lado a lado haciéndolo seguir ese compas con su cuerpo, el pasaje Pedroso por el que pasaba seria uno de los tantos que pasaría antes de poder volver a su hogar, aunque su labor ya había finalizado, había aceptado una invitación de su general para reunirse en el hogar del mismo, estaba impaciente por llegar pero de solo recordar que después de ello partiría a su hogar, su corazón se agitaba de felicidad.

Pasaron algunos minutos mas y el conductor por fin le dio la señal de que habían llegado, Shinso bajo de un brinco al suelo rocoso, cuando se dio cuenta estaba en una casa bastante grande con jardines hermosos y bien cuidados, recordó que en su hogar también había un jardín que aunque mas pequeño era incluso mas hermoso que este. Después de que un sirviente del general lo guiara por la casa llego aun balcón que brillaba de limpio y caro, se sentía apenado pues el apenas era un soldado con un pago menor.

-Shinso, me alegra que tu viaje no haya tenido inconvenientes- Un adulto se acerco a el, Shinso era esquivo a saludos amistosos de parte de otros alfas pero recibió con gusto las manos de este y después de un apretón de manos pasaron al balcón, ahí les esperaba una copa de vino recién abierta.- Lamento haber retrasado tu viaje de retorno a tu hogar, es solo que por este par de años te considere un gran soldado y amigo y no podía evitar invitarte al menos a tomar un trago.

Para Shinso seguía siendo como un sueño, no podía creer que llevaba dos años lejos de su hogar, la guerra ocupo tanto de su vida ese par de años que había perdido la noción del tiempo, su cuerpo aun no se acostumbraba a la tranquilidad, no sabia cuando dormir o cuando estar alerta o incluso aunque cerrara los ojos por el sueño, las pesadillas aparecían. Otra razón mas para desear llegar pronto a casa, sabia que su omega lo reconfortaría.

-Cuéntame joven Shinso, quien te espera en tu hogar?, yo aquí me encuentro solo como un viejo decrepito, mis hijos perdidos en batalla y mi omega esquiva a mi cercanía- Shinso no comprendía porque su líder le hablaba con tal confianza pero no vio porque el no hablarle de su familia.

-Mi omega, mis padres y creo que mi hijo- Los ojos del general se abrieron de par en par pero luego sonrió demostrando felicidad por su soldado.

-Creo, soldado?- Insistió, Shinso sonrió apenado, paso una de las manos a su nuca y rasco con nerviosismo, era hora de explicar el por decía, "creo".

-Cuando marche a la guerra, señor, deje a mi omega cuando este estaba en gestación, me sentí apenado y dolido al hacerlo pero sabia que debía venir por mi honor y porque de hacerlo el tendría una mejor vida, no e recibido sus cartas desde hace un año y por eso temo que al llegar no este el y mi cachorro, tal vez alguien dijo que había muerto, conozco a sus amigos y no les caigo bien- El general palmeo su hombro, suspiro y se quedo viendo al frente y a la vez a la nada, Shinso espero que el mayor hablara.

-Joven Shinso, tengo algo que su mayor no le dio- Shinso brinco en su asiento cuando escucho eso y mas aun cuando un sirviente se acerco con un bandeja que claramente tenia cartas y estaban abiertas.- Lo llame a mi hogar porque todos creen que soy yo el indicado para entregártelas- Estaba sin habla.- Las cartas de su omega fueron apartadas desde cierto punto, no es de conocimientos de los soldados pero cada carta es revisada, esperando que lamentablemente, no sean como estas.

El mayor tomo una de las cartas, leyó la portada recordando lo que traía escrita y se la entrego a Shinso, el peli morado la tomo pero justo antes de abrirla el alfa al lado suyo hablo nuevamente.

-Lamento que fueran guardadas pero era nuestra responsabilidad que usted no decayera- El hombre pidió a su sirviente seguirlo, sabia que debía dejar solo a Hitoshi.

Me tengo que ir- Para: Hitoshi ShinsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora