Little Harem Academia

Akko 101

~Imagen de Sucy porque si~

El cerebro de Akko sufrió un cortocircuito similar al que tuvo el Stanbot hace un par de minutos, con una pequeña columna de humo saliendo de su única coleta. No se alteraba fácilmente, pero la proximidad de Diana a ella le impedía funcionar. Tenía una fragancia abrumadora, como un extracto imposible de vainilla y lavanda bañado en menta fresca. No tenía ni idea de si esas cosas iban juntas, y ahora su mente se llenaba de imágenes de comidas estupendas. Diana la miró, esperando pacientemente una respuesta, ya que parecía que todo el mundo en la cafetería estaba haciendo lo mismo. Akko quería derretirse en un charco y hundirse en la tierra por la vergüenza, pero aunque existiera un hechizo para eso, no lo conocía, así que con un grito de pánico Akko levantó su varita e hizo lo primero que se le ocurrió.

"¡Metamorphie Faciesse!"

Akko probablemente había puesto demasiado empeño en el hechizo, ya que una enorme nube salió disparada de donde ella se encontraba, derribando algunas mesas y enviando varios artículos de comida al suelo, creando un desorden instantáneo de cubiertos y té salpicado. La nube desorientó a los alumnos que estaban cerca, que tosieron levemente ante el humo blanco persistente, excepto una Diana que lo disipó con un ferviente movimiento de su varita.

"No te escaparás de mí, Kagari". Declaró con altivez, mirando el lugar donde acababa de estar Akko, pero aún sin que el humo ocultara nada, la chica morena ya había desaparecido.

"Se ha escapado". Murmuró Sucy desde su lado, pareciendo extrañamente satisfecha. "Akko se ha vuelto muy buena en eso últimamente, je je..."

"¡Tch!" Diana apretó los dientes con frustración, su comportamiento normalmente plácido se resquebrajó un poco ante algo tan simple.

Tengo que tomarme mi tiempo. Sabía de antemano que una tarea así requeriría preparación y tiempo, pero parece que no he podido seguir mi propio consejo. Simplemente necesito observar a Atsuko Kagari y atacar en el momento perfecto. Entonces mis posibilidades de éxito serán absolutas.

Diana deliberó para sí misma mientras la cafetería volvía a la actividad después de la escena, salvo por una tal Sucy Manbavaran que no se había movido ni un ápice. Miraba fijamente a Diana con su característica expresión apática, pero había un extraño refuerzo en ella... guardado, y peligrosamente calculador.

"Tu mirada es comprensible, Manbavaran, pero por favor, abstente de hacerlo demasiado tiempo". Diana bromeó, volviéndose hacia la bruja de los hongos con una mano en la cadera y la cabeza alta, desafiándola de la forma en que lo había hecho innumerables veces al tratar con la élite mundial. "Ahora, ¿hay algo que quieras decir o ya hemos terminado?".

Sucy no se inmutó ante nada de eso. En lugar de eso, se dirigió a ella en silencio, sin romper el contacto visual ni parpadear hasta que la dejó atrás y se dirigió a la salida sin decir nada.

Ahora era el turno de Diana de quedarse congelada, con una sola gota de sudor en la sien marcando sus rasgos. Para el común de los mortales, la marcha de Sucy no habría sido nada destacable, pero Diana no era más que una maestra de los matices sociales y la etiqueta. Su silencio había sido de una ferocidad palpable. Y al pasar junto a ella, cada uno de los instintos subconscientes de Diana había gritado de peligro.

Diana Cavendish se volvió lentamente hacia la forma de Sucy que se retiraba justo cuando la bruja doblaba una esquina en el extremo más alejado y desaparecía de la vista.

Apretando los puños con fuerza, Diana entrecerró los ojos y sonrió con pesar, añadiendo una suave risa a su pesar.

Sucy Manbavaran. Serás un digno oponente.