UCRONÍA [PRIVÉ CREW]

02|Secuestro

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No tenía que ser inteligente para saber que esa misma noche mi llamada llegaría, había obtenido lo que quería y ahora solo debía convencer a los chicos de secuestrar una chica cuyo padre era uno de los peces más gordos en México detrás de su trabajo como político.

Llegando a casa me encontré con todos los chicos mirando fotografías de estudiantes quienes encajaban con lo que buscábamos, pero no me podía permitir que aceptarán a alguno de ellos antes de que les contará parte de lo que tenía planeado solo para convencer al líder de la fraternidad.

—¿Qué les parece un secuestro? —pregunté dejando la mochila encima de la barra de la cocina—

Todos se quedaron callados.

Supongo que pensaban que había dicho alguna clase de broma, algo no tan propio de mi personalidad.

—¿Qué has dicho? —preguntó Jean siendo el primero en hablar—

—Un secuestro —tome una manzana del frutero pasándola por el fregadero para limpiarla—

—Escuchamos esa parte, pero aquí nadie está hablado de un secuestro —contestó Naim con confusión, lo último que esperaba en el día era tener que explicar porque no podían secuestrar a alguien, además de que te daban de quince a sesenta años de cárcel por hacerlo—

—Nadie lo estaba hablando porque no se les había ocurrido, en cambio creo que tengo a la candidata perfecta para pertenecer a la fraternidad —mordí la manzana viendo como todos en la sala se miraban entre si pensando en si estaba demente y probablemente lo estaba—

—¿Un secuestro? —pregunto Ralf callando a todos en la sala— ¿Cómo pasamos de hablar de un nuevo integrante a un secuestro?

—Los últimos meses nos hemos dedicado a desmantelar planes de capos gordos de México —expliqué— piensa no solo en el impacto que tendría secuestrar a la hija de uno de ellos, si no en hacerla una de nosotros en el proceso

—¿No estarás hablando de tu compañera de clases, o sí? —preguntó Darian con cierto morbo dando a entender como si la chica me atrajera—

—Compartir salón de clases con ella hizo la investigación más sencilla —aclaré a Darian. Nada sobre está fraternidad tenía que ver con el amor, como lo decía la regla número cuatro, eso solo terminaba matándote—

—¿Y qué encontraste? —preguntó Ralf con una sonrisa sarcástica— ¿Qué es una chica rica, que no le importa la escuela, es muy rebelde y además le gusta montar escándalos por todos lados? Eso todos lo sabemos, Libardo —por supuesto que lo sabían, eso era lo que ella quería que vieran sobre ella— ¿No estarás olvidando la regla número cuatro, verdad?

—Atención —fue todo lo que salió de mi boca— ella lo único que quiere es la atención de su padre

—¿En serio? ¿Qué fue lo que la delató? ¿Si desinterés por sus estudios o los números que monta cuando algo no le sale bien? —una vez más contesto de manera sarcástica, pero no estaba entendiendo el punto al que quería llegar— puedes traerla para follar, ninguno somos quienes para juzgar tus necesidades sexuales, solo no la unas a la fraternidad pasándote la regla número cuatro por los huevos

—Esa “atención” es la que nos servirá para seguir desmantelando planes de narcotraficantes y causar destrozos —intenté volver a explicar consiguiendo la atención de todos está vez—

—¿En qué nos beneficiaría la falta de atención paternal de una chica rica? —preguntó Naim haciendo que todos con excepción de nuestro líder le dieran la razón, por fin alguien había entendido el punto de la conversación—