Hacía bastante frío. Frotó sus manos una contra la otra para poder generar un poco de calor. Tuvieron las primeras dos horas libres, así que se marchó a los jardines traseros a pasar el rato como comenzaba a acostumbrar. Sentada en la misma banca del día anterior disfrutando del cálido sol que se asomaba ese día a pesar del aire helado.
Dos horas pensando en todo lo que ocurrió el día anterior en ese mismo lugar.
Por fin. Se encontró con él.
Pensó en el rostro del joven adulto. En su fuerte cuerpo, en su rostro y en sus ojos dorados. Automáticamente se sonrojó ante esos pensamientos.
Recordó el momento en que finalizó con su canción y girando su cuerpo lo encontró a sus espaldas, observándola con una expresión indescifrable para ella. Sintió su corazón palpitar fuertemente y usó todas sus fuerzas para retener el impulso de correr hacia él y envolverlo en un abrazo. En respuesta a sus fuertes emociones sus ojos comenzaron a soltar lágrimas de felicidad.
Las acciones del rubio también la desconcertaron un poco. Acercándose hacia ella, acariciando su rostro y brindándole esa mirada que decía tanto, pero a la vez tan poco.
Después se tomaron de las manos y eso desencadenó un abrumador recuerdo para ella, alterándola. Cuando dirigió su mirada hacia él, Kyoujuro también tenía un rostro de contrariedad y sorpresa.
Se preguntaba si el también mantendría sus recuerdos.
Cuando regresaron en sí, ella volvió a llorar por las memorias tan fuertes que la atacaron y Kyoujuro como el bondadoso hombre que recordaba la consoló.
Suspiró resignada y avergonzada, siempre lloraba delante de él. ¿Acaso algún día podría estar cerca de él sin tener que llorar?
No hablaron mucho después de eso, se mantuvieron en silencio un momento más y el mayor nunca cuestionó su aflicción. Sonó el timbre que indicaba la reanudación de las clases, se obligaron a levantarse de la banca en la que se encontraban sentados y a separarse. Amablemente se ofreció a acompañarla e incluso decirle que si seguía sintiéndose mal podría marcharse a descansar. Ella se negó respetuosamente y le agradeció, siendo atrevida y diciéndole que gracias a su compañía se sentía mucho mejor.
Con ternura presenció el adorable sonrojo que se instaló en las mejillas del joven profesor y sin más excusas que se les ocurrieran para permanecer segundos más juntos se despidieron y se marcharon por caminos contrarios, no sin antes recibir una enérgica invitación de Kyoujuro para contar con él en caso de necesitarlo.
Sonrió ante ese recuerdo mientras subía las escaleras hacia la tercera planta donde se encontraban las aulas para los estudiantes de último año. Su próxima clase estaba por iniciar, así que debía apurarse.
Cuando vislumbró su aula, encontrándose cerca de ésta vio una escena bastante particular. Tres muchachos se encontraban sobre sus rodillas en el suelo con la espalda bien erguida y sus rostros cabizbajos frente a la puerta del sanitario femenino, mientras el Profesor Tomioka los reñía fuertemente y sostenía un *sable de bambú apoyado en el piso con ambos brazos recargados sobre el objeto. Ahora que observaba bien, los pobres muchachos tenían un grandísimo chipote naciendo de sus cabezas y el joven profesor de deportes transmitía un aura intimidante.
─ ¡Ya te dijimos que fue un accidente Profesor depresivo! ─ Se reveló Inosuke levantándose del piso en posición de defensa contra Giyuu. Este con un movimiento rápido y certero lo desestabilizó haciendo que cayera de cara al piso.
─ ¡Inosuke! ─ Gritó Tanjiro preocupado por su amigo manteniendo su posición por el miedo hacia el estricto profesor.
─ ¡¡MURIÓ!! ¡Lo mató! ¡Nos matará también a nosotros! ─ Zenitsu perdió el control al ver que su amigo Hashibira no se levantaba del piso ─ ¡Nooooooo! ─ Chilló el rubio.
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Tal Vez En Otra Vida [Rengoku X OC]
RomantizmDos personas, dos principios, dos historias y un mismo sentimiento. Lo que parecía un trágico final, un ferviente deseo lo transformó en una segunda oportunidad. Algunas cosas pueden mantenerse por mucho tiempo y otras pueden durar tanto como un par...