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JungKook asintió despacio, dándole toda su confianza a su más grande y oculto amor. 

Y cuando Kim les dio la vuelta, quedando arriba e iba a comenzar aquella noche llena de pasión, las manos del pelinegro en sus hombros apretando poquito llamaron su atención, haciéndolo detenerse.

―Y-yo... Tae ―jadeó apenado y sonrojado― Yo... no...

El rubio entendió y besó dulcemente la frente del de tez blanca, susurrando las palabras que el azabache necesitaba para seguir. 

―Seré cuidadoso, hermoso... ―habló aún en la frente del otro― confía en mí. 

Las grandes manos del rubio se movían delicadamente por el cuerpo de JungKook, contorneando, acariciando y apreciando cada parte del ser que tenía abajo de él. Los muslos anchos y firmes, la pequeña cintura del pelinegro junto con la suavidad que portaba su piel, era maravilloso, Jeon era una obra de arte para él.

Lo amaba con todo su corazón.

Quitando una por una las prendas que portaba el azabache, dejando al mismo solo con su ropa interior, sus pequeño senos aplastados por un tipo de venda y un calzoncillo ajustado tapando su parte íntima. 

TaeHyung suspiró enamorado, admirando al chico.

―T-tae... ―JungKook se sentía expuesto. Nunca había dejado a alguien ver su cuerpo y ahora miles de inseguridades lo estaban ahogando, saliendo de sus pensamientos negativos cuando Kim se agachó un poco y comenzó a dejar besitos alrededor de su pecho. Automáticamente llevó sus manos y enredó sus dedos en las hebras doradas del hombre sobre él. 

Mientras besaba con suavidad la delgada barriga del pelinegro, comenzó a retirar la venda, escuchando el suspiro de alivio que soltó JungKook. 

Bajando un poco más, los dedos en su cabello le apretaron un poco cuando rozó con su boca la pelvis del chico, la misma alzándose cuando sus manos comenzaron a estimularle por fuera de la tela.

El movimiento rudo y lento de los dedos de TaeHyung en su clítoris, lo hicieron soltar un agudo gemido, echando su cabeza hacia atrás, no durando mucho en esa posición cuando Kim buscó sus labios mientras seguía tocándolo ahí, en donde le hacía delirar.

Ahogando los dulces gemidos de su amado, Kim guió su mano desocupada hacia uno de los senos, soltando los labios contrarios y llevando un pezón a su boca.

―O-oh~, p-por dios, ¡Mhgg~!

JungKook se sujetó de la espalda de TaeHyung, entregándose para lo que sea que fuera a pasar, entregándose al hombre que le estaba haciendo ver estrellas. 

Sus ojos aguados y jadeando, habló como pudo cuando quiso reprocharle algo al moreno.

―Uhmg~ T-tienes... mgh~ tienes t-todavía tu ropa... 

La pequeña risita que soltó Kim le hizo sonreír de lado. Separándose, el moreno comenzó a desvestirse, dejando su torso a vista del sonrojado pelinegro con sus piernas abiertas esperando por él, quedándose solo con su ropa interior, volvió hacerse espacio entre aquellas gruesas y hermosos muslos, besando a JungKook a penas pudo. 

Bonito... ―jadeó al separarse, un hilo de saliva aún uniéndolo al azabache― ¿Tienes... lubricante? 

Asintiendo chiquito, señaló el pequeño armario que estaba frente a ellos, viendo un cajón en específico. Abriendo el mismo, TaeHyung alzó sus cejas divertido al ver en él un lubricante con sabor a fresa, un vibrador y varios condones. 

―E-es... de HyunAh... ―se excusó, avergonzado.

Kim asintió suave y agarró el lubricante y uno de los condones, prefiriendo dejar el vibrador para otra ocasión. Volviendo a su puesto inicial, dejó ambas cosas antes agarradas a un lado, JungKook alzando sus caderas para hacerle más fácil el quitarles la ropa que cubría su parte. 

Sin dejar de mirar aquel lugar en donde se suponía debía ingresar, colocó lubricante en sus dedos, besando cortamente al pelinegro, ingresando el primer dígito. 

―¡Ahg~! ―gimió casi en grito, el dolor de tener algo entrando por ahí por primera vez, le dolió un poco, no durando mucho con ese sentir, la lengua de TaeHyung moviendo y presionando su clítoris, con la boca abierta, besaba con parsimonia todo alrededor de sus dedos, degustando el sabor de su JungKook. 

Sus manos agarrando un puñado del cabello dorado, su cuerpo le aclamaba dejar al hombre ahí, entre sus piernas, besándole toda su parte.

Sus ojos quedando en blanco y arqueando la espalda cuando se adentró el segundo dígito, y TaeHyung apresuró sus movimientos.

―¡J-jodeerr~! T-tae-mghh~

 A ese paso, se quedaría sin voz. 

Sintiendo que ya estaba listo pocos segundos después, TaeHyung decidió terminar su oral, separándose sin sacar sus dedos del interior de Jeon, se colocó el condón rápidamente, regresando a besar a su preciado azabache, que sin importarle nada le siguió el salvaje beso que le estaba proporcionando. 

Dejándole una sensación de vacío a JungKook, Kim acomodó su pene en la entrada del mismo, besándolo mientras le hacía enredar sus piernas en su cintura, para así tener un mejor ángulo. Bajando los besos al cuello del pelinegro, escondió su rostro ahí, agarrando las fuerzas necesarias, comenzando adentrarse, el interior del chico recibiéndolo con gusto.

―Oh~ uhmmg

El dolor era casi nulo gracias a su excitación, por lo que no quiso esperar mucho y, a penas TaeHyung terminó de entrar, movió sus caderas para comenzar las embestidas.

Sus uñas dejaban marcas, líneas rojas en la espalda lacia del moreno, pero poco les importaba, él lo estaba disfrutando, tanto como Kim.

Las embestidas siendo lentas y profundas al principio, con el pasar de los segundos volviéndose más fuertes y certeras, haciendo gritar del placer a JungKook. 

El rubio buscó los labios de su amante, ahogando los altos gemidos en sus besos, llevando una mano para masturbar a su chico mientras seguía penetrándolo. 

―Ah~, Taemg~

Sintiendo su climax cerca, los efectos aún del poco alcohol en sus cuerpos haciendo todo más candente, se besaron apasionantes, presionándose entre sí buscando su liberación.

―Umg~ Kookie... me a-aprietas delicioso, bebé... 

Aquellas palabras le hicieron entrar en un calor inhumano, su orgasmo llegando rápido, desplomándose contra la cama que seguía moviéndose y chillando por los movimientos del moreno. 

Segundos después, Tae llegó a su ansiado climax. 

Mi amor... ―jadeó Kim, viendo con un brillo inigualable en sus ojos al pelinegro, quien sonrió cansado.

Se besaron y acariciaron por el resto de la madrugada, sonrisas hermosas y enamoradas adornaban sus rostros.

Capitán Kim | Vkook [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora