Notita 20 [especial 400 lectura]

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[Hola Guille.

Si lees esto es porque vas por el camino correcto. Sigue a tu derecha y luego izquierda, habrá otra nota esperándote.]

 

Tomó el rumbo que creyó entender correctamente. Caminó con sigilo, arropándose por lo fresco que se ponía la tarde, seguro reprochándose por no haber llevado algo mejor que una delgada sudadera sin bolsillo pero sí con capucha, cosa que se colocó inmediatamente, tratando de evadir el viento que comenzaba a correr. Siguió hasta ver dos caminos que escoger, leyó nuevamente la nota desconfiando de su mente y la releyó dos veces más, doblando a la izquierda, como bien creyó leer. ¿Nunca te ha pasado que estás demasiado nervioso y temes equivocarte, y más encima desconfías de ti mismo? Eso era justamente lo que pasaba con Guillermo en eso precisos momento. Tenía miedo, pero también una cargada ansiedad que le consumía el cuerpo, haciéndolo dejar más nervioso y tenso, muy tenso. Después de un rato caminando, halló la siguiente notita morada:

[No te has equivocado.

Dile de mi parte a Alex que no eres tan cabezón como anda diciendo por ahí, eh. Que mentiroso el chaval.

Continúa caminando, cuando llegues al lago, quédate ahí.]

 

Sonrió, sintiendo cada vez más como las mejillas dolían de tanto sonreí.

Es verdad que llevaba a penas casi dos semanas desde que todo había comenzado, pero su historial de rollos amorosos no era uno que diera pie en gloria, tampoco era como si no tuviese pretendientes, pero esta vez, él se sentía diferente, o por lo menos eso creía sentir, ya que al ser una persona que se le podría llamar inocente, carecía de una gran experiencia y eso, también, se podía tomar de una mala forma, en el sentido de que tenía temor a ser herido. Nadie en la vida quiere ser herido al ser un primerizo, como lo era él, todos sentimos ese temor a ser dañados emocionalmente, muchos quisiéramos que el amor llegase una vez y fuese verdadero y mutuo, para siempre; soñar no cuesta. Pero la realidad golpea, muchas veces, y Guille precisamente lo sabía, por eso mismo temía, temía mucho, y sentir temor y mariposas en el estómago no eran la mejor combinación del mundo.

 

En la orilla del lago había una roca grande, roca que le valió de silla, así que se sentó mirando el precioso reflejo del sol escondiéndose en las aguas calmadas del lago. Suspiró, tratando de relajarse, que no era la gran cosa, se vería con un chico y eso sería todo…pero ¿qué iba a decir? ¿Cómo tenía que comportarse? ¿Y si no era el mismo chico? Bueno, no es que le conociera el rostro…divaga ¿estaba pensando acaso en un tipo de acosador-violador? Ay no, por favor que luego se pone más miedoso, he aquí una de las razones por la cual no confiaba en su mente, lo llevaba a tal punto que parecía muchas veces masoquista. Pero ¿y si esto era una broma de mal gusto? Justo como había dicho Alex cuando le contó de un encuentro, aunque no le dijo que era justo ahora, de hecho se había salido con el pretexto de ir al baño de otro modo Alex no le suelta. ¿En qué narices se había metido ahora? si que la liaría sí esto era una especia de broma. Revolvió su pelo para recolocar la capucha en el lugar, dudando, demasiado para no decir totalmente todo. 

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