Notita 27*

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Es gracioso cuando a veces llegas a conocer a alguien, o por lo menos fue gracioso el como Guille gritó y casi le pega el guantazo a Samuel, su escritor anónimo. Si no fuese porque el chico tuviera buenos reflejos quizá ya tendría la boca rota o el ojo morado.

— ¿Por qué hiciste eso si sabías que estaba aquí? —realmente eso era una buena pregunta. Guille sabía que era el anónimo que le llamaba ¿qué había sido ese arrebato?

— Lo siento, no sé qué paso —se disculpó  avergonzado, pero es que no podía ser tan tonto—. ¿Cómo te llamas? —quiso saber, el chico corpulento se enderezó bien y le sonrió antes de extenderle la mano a modo saludo.

— Samuel de Luque a sus servicios,  señor Díaz —por lo menos él no debía presentarse, por así decirlo.

— Samuel —repitió, debía grabarse aquel nombre que le sentaba tan bien al chico sonriente.

— Sí; Samuel —le volvió a repetir, como si Guille lo hubiera dicho porque había oído mal y quisiese comprobarlo— No es el gran nombre pero mis padres...

— No, está bien ese... —guardó silencio. Ambos rieron ¿pero quiénes eran para discutir el nombre del otro? Obviamente este era catalogado como escenas incómodas dónde no sabes qué mierda decir.

— ¿Y? —Samuel le miró entusiasmado, ya después de unos segundos se preguntaba qué tan bien o mal le había perecido.

— ¿Qué? —Perdido en sus pensamientos, no entendía qué pasaba ¿le hablaba y no le escuchó? Vaya que dilema.

— ¿Qué te parezco? —qué le iba a decir; nada que se sintiera mal, nada ofensivo o incómodo.

— Aún no nos conocemos bien —Samuel rió un poco, se la había hecho, pero no se la dejaría fácil, él era un chico preocupado por la imagen y que Guille le evitara la pregunta en sí, no decía buenas cosas implícitamente.

— No hablaba de eso, Guille. Te decía así en plan; primera impresión —Guillermo le miró un momento, como si pensara en qué decir, pero la verdad es que le daba un poco de vergüenza aquella respuesta que deseaba reprimir.

— Pues nada. Simpático, eh —Respondió sonriendo. Samuel levantó ambas cejas y se largó a reír. Pues bien, así lo dejarían por hoy—. ¿Y tú? —Dijo entrándole la curiosidad también.

— Buena gente —sonrió burlón, sí así iban no iba a ser agradable la primera comunicación.

— Me gusta tu letra ¿Sabes? —Samuel sonrojó un poco debido a eso, no había estado en sus planes tocar ese tema aún.

— Que bien, la tuya es linda también —lo miró, sonriendo y notando el sonrojo de Guille al mismo tiempo—. ¿Tienes qué hacer? —Sí bien Samuel no era de excelentes planes algo podía hacer.

Y eso es lo que más trató de hacer, llevó a Guille por helado y algunas cositas varías mientras lo entretenía con alguna historia loca que había sucedido.

Guille por su parte decía o reía cualquier cosa, y no era sólo por nervios también le alucinaba como era Samuel, le había sentado de maravilla su forma de ser y se podía decir que al dormir ya esperaba el día siguiente para verlo y charlar. Aunque, también tenía esa sensación de que tal vez el chaval le ignorará por completo. ¿Sería realmente así?

Notitas || Wigetta ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora