PREFACIO

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«Nada de esto estaba en mis planes, jamás quise llegar hasta aquí. Nunca quise sentir esto. No debería de amar a quien no me ama. No debería llorar por quien no merece mis lágrimas. Se suponía que debería de haber más momentos felices que de sufrimiento y lágrimas. Esto definitivamente no es justo».

Leí lo que estaba escrito en aquella libreta vieja de cuando asistía a la preparatoria. Mi estado de ánimo cambió repentinamente, comencé a recordar aquello que se supone había superado, y de nuevo volví a sentir eso…Eso que hacía demasiado tiempo no sentía, me había desacostumbrado a aquella sensación.

Sentía una extraña mezcla entre nostalgia y un vacío… ¿Pero por qué?

— ¡Margot! ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? — Eve me interrumpió de mis propios pensamientos.

— Hum… ¿Yo? ¡Ha…Sí! Solo estaba buscando unos libros de cuando iba al Instituto.

— Pero si estás tan pálida, luces como si hubieses visto al mismísimo fantasma de Canterville.

— Descuida, no es nada, solo que recordé viejos tiempos. Ya sabes, la preparatoria, aquí, las fiestas…Todo.

— Ho, ya entiendo. Recuerdo cuando hacíamos pijamadas y tu te reusabas a llamarles así y nos obligabas a todas a decirles ‘Fiestas de noche’ porque pensabas que decirles ‘pijamadas’ eres muy infantil. Cuando saltábamos sobre tu cama intentando alcanzar el techo, cuando nos escapamos en la madrugada para ver a…— Y al instante simplemente paró de hablar y se puso pálida, muy pálida; y me miraba con esos ojos llenos de recuerdos, como si pasaran instantáneamente por su mente. Y yo lo sabía. Sabía porque se había detenido al decir aquello, y mi vista se nublo, y recordé todo eso de nuevo. Y a ella le dolía, no sé si  tanto como a mí, pero sin duda le dolía.

— ¡Los libros! Claro, los que estabas buscando, tu madre me dijo que había unas cajas en el ático dónde tenía almacenados tus libros, pero que prefirió dejar aquí, en tu habitación las libretas. — intentó reanudar la conversación al ver mi reacción. Sin duda Eve no sabía mentir, no sabía ocultar nada, era tan inocente e ingenua que a veces podría decir que es la persona más ‘transparente’ en el mundo, y por eso  es que confiaba en ella. Y al igual quise retomar todo, haciéndole creer que lo que estuvo a punto de decir no me había afectado en lo absoluto, y aunque ella no me creyera, las dos sabíamos que no era momento de hablar de eso que pudo ser.

— Ha, ¿De verdad? Entonces iré al ático, mis tesoros me esperan abandonados en una caja. — Le dije intentando sonar lo más normal posible. Dejé ahí la libreta y me dirigí al ático, dónde todo estaba perfectamente ordenado y polvoriento, y al instante empecé a estornudar debido al polvo en aquel encerrado y oscuro lugar.

Me senté en el suelo al lado de una caja que decía “Duodécimo grado” con marcador  permanente azul en una cinta adhesiva blanca. Saqué un álbum de fotos de cuando estaba en Duodécimo, unas cartas de despedida de mis amigos de ese año, reconocimientos, un diploma y medallas de la graduación, y por fin Moby Dick. Todo estaba lleno de polvo y me sobresalté cuándo vi una pequeña araña saliendo del libro que tenía en mano. Al instante lo aventé.

— ¿Lo leíste, cierto? — Me preguntó Ave, haciéndome gritar del susto. Siempre había tenido la costumbre de asustarme.

— ¡Por un demonio Eve Hoffman Stevenson, ¿cuándo dejarás de asustarme?! — dije demasiado asustada. Retomé la respiración y confundida le dije — ¿Qué si leí qué?

— No te hagas tonta Margot, la nota en la libreta…— me miró fijamente.

— Ha…eso. En realidad sí y no fue con intenciones de encontrarla y leerla. Simplemente estaba hojeando la libreta, y después de miles y miles de anotaciones encontré esa nota.

— ¿Y por eso estabas así de pálida, verdad?

— Eve, ya hemos hablado demasiadas veces del tema en el pasado, y creo que eso ya no tiene que ver con nuestro presente.

— ¿Cómo que no tiene nada qué ver? ¡Por Dios Margot! Ya me cansé de que seas tan egoísta, ¡siempre hablas de eso como si fueras a la única que le doliera! Te recuerdo que la que tuvo que sufrir la pérdida soy yo, la que tuvo que ir a un funeral soy yo, la que tuvo que despedirse de quien más amaba en un cementerio, soy yo! Así que deja de actuar como si fueras la única afectada, porque no tienes una maldita idea de cuantas noches pasé en vela llorando por él…— exclamó llorando demasiado. Y no tuve ganas de pelear y solo la comprendí; y me limité a abrazarla. — No te imaginas el dolor que está clavado en mi pecho desde ese maldito día, ni siquiera sé por qu…—Ella soltó un grito ahogado — Por qué le pasó eso a él…

— Shshsh, tranquila, hay veces en las que no tenemos que saber todos lo que nos preguntamos, y ¿sabes? Ésta es una de esas veces. Nunca sabremos el motivo, y eso no ha sido un impedimento para que salieras adelante.

Se soltó de mi agarre y se limpió las lágrimas.

— Los siento Margot, yo no debí decir todo eso. No era necesario, pero es que aún no puedo hablar de ese tema sin llorar, soy demasiado sensible. Pero no venimos después de 7 años a esto. Venimos a llevarnos nuestras cosas para la venta ¿Ok?

— No te preocupes Eve, y sí, ya es tiempo de limpiar este lugar.

Ahí nos encontrábamos, en mi antiguo hogar, después de haber viajado desde New Jersey solo para venir a limpiar. Me iba a ser difícil deshacerme del que por 18 años fue mi hogar. Casi creo que tan difícil como hace 7 años, cuando me encontraba haciendo maletas para irme a la universidad.

Esta casa no había sido pisada por nadie desde ese día, ya que mi madre se fue a Nueva York a vivir en un departamento, y poco después se consiguió un marido. Mientras yo vivía mi vida universitaria en Pricenton, New Jersey.

 A ella —mi madre— ni siquiera le importó el mantenimiento de nuestro hogar, porque oficialmente aun éramos  legítimas dueñas de esta propiedad. Cuando llegamos nos percatamos de que la hierba había impedido el paso a la casa, había basura por doquier, la casa lucía despintada y maltratada por el tiempo. Y me sentí mal, culpable.

Venir aquí me provocaba recordar todo.

Ese todo del que no me había atrevido, o mejor dicho, permitido pensar desde que abandoné este lugar.

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2015 ⏰

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El amor, según yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora