Hisomu, su nombre es Sato Hisomu ¿Mencioné que estamos en el mismo salón?
Desde que tropecé con él el otro día se ha estado acercando para hablarme.
Pero cada vez que lo hace, me cuesta mirarle, no quiero hacerlo y no debo.
Habían pasado diez minutos desde que empezamos a caminar, mirando nuestros pies moviendose al mismo tiempo, distrayendome con sus zapatos y los míos, una muestra de que eramos dos personas, no una, sino dos y me había resignado ante esa idea.
Justo cuando comencé a patear una pequeña piedra que se cruzaba en mi camino, no me esperaba que pudiese hablar fuerte, pero cuando lo hizo me sobresalté un poco.
⎯Disculpa, Megamin pero... De casualidad ¿estás ocupada ahora?
¿Por qué estaría ocupada? Porque si estar ocupada significa que me voy a casa, pues si, estoy ocupadísima. Tengo una cita importante con mi habitación y mi cama, seguido de mi cobija con la que seguramente me envolvería una vez estando con los primeros dos, si lo pienso bien eso suena a poligamia, una relación de cuatro me parece.
Abrí mi boca para responder, pero la volví a cerrar, ¿que digo? ¿Si? ¿No? ¿Tal vez? De todas formas, volvió a hablar, respondiendose a si mismo a su propia pregunta.
⎯Parece ser que lo estás.... Pensaba invitarte a algún lugar..." -Dijo dudoso, jugando con la correa de su mochila con una mano. - De todas maneras, parece que va a llover...⎯ Dijo y al mismo tiempo miró el cielo.
Y por instinto miré yo también. El cielo grisáceo se había vuelto un mar de nubes grices, el viento comenzaba a helar, los arboles comenzaban a menearse freneticamente por la ventisca, así como unos suaves truenos que retumbaron un par de veces, así como el estómago de un lobo anunciando que tenía hambre, sentía que iba a comerme..
⎯¿Te parece si vamos juntos a casa?
Volví mi mirada a el, sus ojos posandose sobre los míos esperando una respuesta positiva, a la par de que el aire me hacía tiritar de frío. Pese a sus palabras amables, su atención, y su claro interés en mi no me parecía confiable, estoy segura que ni siquiera es confiable, le hubiera dicho que no.
Le hubiera dicho que no, si, le hubiera dicho que no... Y ni así lo hice.
..............................
Íbamos a paso lento, no dejaba de hablar, y siempre tiene algo que decir. Nunca entenderé cómo existen personas que parecen emitir palabra tras palabra, y poder seguir teniendo un tema de conversación, es cómo si estuvieran infinitamente recargados, mientras yo estaba infinitamente descargada, mi mochila comenzaba a pesarme, y mis pies comenzaban a arrastrarse, friccionandose con la tierra del suelo.
Y todavía no llueve... ¡Estaba nublado y no parecía importarle! ¡Se toma el tiempo de charlar! Su relajada voz siguió hablando y haciendome preguntas a las que ni siquiera prestaba atención, antes de que me diera cuenta, mis uñas empezaron a rascarme el cuello, dejando sensaciones ardientes en mi piel.
Estaba pensando tanto, que olvidé que en una conversación debes de responder algunas veces.
⎯No hablas mucho, ¿verdad? -Fué lo que pude oír después de hacer una leve pausa, al fin se dió cuenta.
No sé que gesto habré hecho, pero creo que no fue necesario decir algo. No es como si lo hubiera hecho de todas formas.
⎯Ya veo... ⎯Dijo mientras apartaba la vista.
Y no es de extrañar que lo haya hecho, evadí cada pregunta que me hizo en el trayecto, podrá parecer amigable, pero de ninguna manera caeré en su trampa tan fácilmente, tiene eso raro que no quiero cerca de mi.
Como si fuera un milagro del destino o de cualquier dios en el cielo, por fin comenzó a llover, parecía que todos los estudiantes esperaban a que el aguacero cayera para correr, cruzando y pasando justamente en el mismo lugar donde estábamos nosotros. Riéndose y gritando tras mojarse, ugh, demasiado ruidosos.
La lluvia se hizo más y más densa, las gotas frías mojando mi cabello y brazos que me hicieron temblar, el sonido de las gotas estrellarse contra el piso se hacía más notable. Fué cuestión de segundos para que golpeteen con fuerza y nos mojen por completo.
Y esa sensación regresó a mi. Las gotas revotaban en mi cara, cada vez más frías. Mis ojos se perdieron en el cielo, recordandome leves escenas que se reproducieron en mi mente, ya había sucedido ésto antes, mucho antes. Entonces mi pecho volvió a hundirse, llegando hasta la boca de mi estómago con fuerza. Con cada gota que caía, me agitaba más, mi corazón palpitaba con fuerza, nublando todo sentido auditivo que mis oídos podrían hacer, mis manos dolían y mi cuello ardía de tanta picazón.
Mi vista se nubla, y siento como si se metiera en mi cabeza. El remolino de las hojas entre el viento sacudiendo mi cabeza, aturdiendome.
Podía escuchar la voz de Hisomu hablarme, pero no entendía lo que decía. Mucha gente, mucho ruido, mucha gente, mucho ruido, mucho ruido, mucho ruido.
TENGO QUE SALIR DE AQUÍ.
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El diario de Megami Ite
Teen FictionEl día a día de Megami. Ha comenzado la preparatoria, nuevas personas, un nuevo comienzo, pero... Las cosas nunca han sido faciles. Tener que pasar desapercibida de los demás, lidiar con el estrés que le causa pasar de la puerta de su hogar, donde e...