Retiró las llaves de la cerradura en cuanto ésta cedió y abrió la puerta enseguida, la penumbra de la habitación dándole la bienvenida luego de un día de ausencia debido al trabajo. El silencio reinaba en el lugar, y SeungCheol se sintió tranquilo al ver que todo parecía estar en su sitio, tal y como él lo había dejado antes de marcharse. Antes de adentrarse en ese oscuro lugar se aseguró de que no había persona alguna cerca; de que no existía nadie que hubiera podido darse cuenta de lo que ahí ocurría, antes de que tuvieran la oportunidad de irse.
Dejó los zapatos en el recibidor luego de cerciorarse de cerrar adecuadamente la puerta, y la calma que le inundaba en ese momento le hizo suspirar y sonreír ligeramente. Volver siempre se sentía bien, y a cada día no podía esperar a desatenderse del trabajo para pasar tanto tiempo como pudiera en ese inusual aislamiento.
SeungCheol depositó las llaves sobre el mueble de la entrada, guardó el teléfono en un cajón bajo llave, no sin antes asegurarse de ver la hora, y comenzó a quitarse el abrigo que vestía, deslizando la algo pesada tela desde sus hombros para entonces eliminar las arrugas de ésta. Esa prenda era la única que se encontraba fuera de lugar, pues en esa casa no quedaba más rastro de nadie, y ello le hacía sentir alegre. Ya no había nada que le atara a ese departamento, y podía irse sin mayor problema.
Colgó el abrigo en el perchero y un suspiro de tranquilidad abandonó sus labios mientras se adentraba en su hogar, el sonido de las gotas de lluvia estrellándose contra los cristales de la ventana dándole la bienvenida, mientras los ocasionales relámpagos iluminaban algo de su camino, ya que no se había molestado en encender todas las luces de la casa debido a que no podía llamar la atención en ese lugar, y un exceso de luz podría dar una vista al exterior de todo lo que tanto se esforzaba por ocultar en su vivienda.
En cuanto llegó a la cocina, encendió esa luz que consideraba segura y fue hasta la nevera para tomar una lata de soda, no sin antes dejar la bolsa que contenía la cena sobre la barra. Había comprado suficiente comida para cuatro personas, y lo cierto era que no le importaba que fuera demasiado, porque tenían que celebrar esa ocasión especial. Mientras bebía el dulce líquido se quedó en el umbral de la puerta de la cocina, observando lo poco que la luz de esa habitación dejaba ver del resto de la casa. Las cajas apiladas, los muebles cubiertos por mantas y la ausencia de todo objeto que pudiera decir quién había vivido ahí hasta el momento le hizo regodearse. Por fin habían concluido el empacar sus pertenencias, y a la tarde siguiente podrían partir al que sería su nuevo hogar: un lugar menos público y más apartado de la ciudad, donde no tendría que preocuparse por que nadie se percatara de que la vida detrás de esas paredes no era tan común como cualquiera habría imaginado. Se sentía feliz, y sabía que eso haría que JiHoon se sintiera bien también, pues el menor era como un riachuelo que se alimentaba de sus emociones, sólo para hacer eco de éstas.
Los oscuros ojos del mayor se pasearon por cada silueta de cajas y maletas que había en la sala de estar, mientras intentaba recordar de nuevo si nada se le estaba pasando. Pero todo ese proceso lo había realizado él mismo durante largas semanas, así que era imposible que algo se hubiera escapado de sus planes luego de contemplar todo tan cuidadosamente. No podía permitirse cometer errores en una situación como esa, y todo lo que hacía falta por llevar se encontraba en su habitación. Pero de ello se ocuparía hasta que estuvieran a punto de irse, pues era esencial para mantener todo como hasta ese momento.
Desde hacía un tiempo que Choi SeungCheol no dejaba nada al azar, y esa mudanza no sería la excepción.
SeungCheol tomó un par de latas de soda más, la bolsa de comida y un chuchillo para abandonar la cocina y dirigirse a la única habitación de esa casa que continuaba pareciéndose a una fortaleza. Buscó en el bolsillo de su pantalón y encontró la única llave que podría abrir esa puerta firmemente cerrada bajo varias y distintas trabas. A decir verdad, la entrada a su habitación lucía un poco escabrosa con todas las cosas que la bloqueaban; pero de haber minimizado la seguridad probablemente nada iría tan bien como en el presente, y perder lo que tanto había buscado durante un largo tiempo no era una opción. Ese era un pensamiento recurrente en su mente al tiempo que una suave sonrisa ausente de todo sentimiento se dibujaba en sus labios, sus ojos careciendo de toda emoción cuando tomaba el gran llavero colgado de uno de los muchos cerrojos de esa puerta, donde varias llaves colgaban, pero sólo él sabía cuáles eran las adecuadas para abrir los candados y cerraduras, y el orden para ello. Mientras comenzaba con esa ardua tarea, su corazón se aceleraba, como si estuviera a punto de descubrir un obsequio maravilloso.
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Hide-and-seek
FanfictionCada mañana, Lee JiHoon despierta con dos cosas que desearía olvidar: la resaca después de sus habituales borracheras, y el recuerdo del visitante de ojos oscuros en el hospital psiquiátrico. +18: enfermedades mentales, asesinato, abuso físico.