Capítulo 1.- 'amir mutamarid

422 49 23
                                    

–alraaei… 

Llamó en árabe, pero como siempre, nadie acudió a su llamado. 

… 

… 

Damian se levantó de la cama, tenía vendas en el cuerpo, y había pasado medio día durmiendo, estaba seguro que había soñado con algo importante, pero no podía recordar de qué se trataba. Apenas unos años atrás es probable que de inmediato hubiera sabido que había llamado a Jason, "su cuidador" en árabe, mientras dormía… 

El joven se puso de pie lentamente, sus músculos parecían adormecidos, pero su cuerpo desnudo, mostraba que había crecido maravillosamente, en cada centímetro de piel morena, tan torneada. Se vistió lentamente. 

Bajó las escaleras de la Batcave, con su uniforme puesto, y de inmediato sintió el fastidio ascender por su cuerpo; allí estaban Tim, Dick y Jason, pero no se veía a su padre o el batimóvil por ningún lugar. 

–Está despierto… 

Anunció Tim, llevando la taza de café a sus labios. 

–¡Dami! ¿Por qué estás uniformado? –Dick caminó hacia él–. Estás herido, debes volver a la cama y descansar… 

–TT, estoy bien… –Fue su respuesta mientras se acercaba al baticomputador–. ¿Dónde está mi padre? 

–Tuvo una llamada de la liga… 

Dijo Tim secamente. 

–Bien, saldré a patrullar y… 

Damian ya llamaba a la moto. 

–¡No lo harás! –interrumpió Dick colocando una mano ligera en el guante ajeno–. Debes descansar… 

–No lo haré… 

Instó Damian. 

Hacía unos días había cumplido años, y desde entonces se había comportado aún peor, si era posible. El problema fue, que el único capaz de estar en su cumpleaños, fue Tim, para su desfortunio, Dick llegó hasta la misión de la noche anterior, donde había salido herido, y Jason, probablemente había llegado ese día en la mañana. 

–Escucha, le prometí a B, que cuidaría de ti, y me aseguraría de tu recuperación –comenzó Dick apuntándole con un dedo firme–. Así que, vuelve a tu habitación… 

Jason se encontraba con la cadera recargada en la baranda, los brazos cruzados, el casco a un costado y el rostro hacia el techo de la cueva. 

–TT… 

Damian no dijo más, parecía que había cedido y se dirigía de vuelta a la salida a la mansión. 

Tim daba la espalda, mientras tecleaba en la computadora y bebía de su café. 

–Antes de que vayas a tu habitación y escapes por la ventana… –la voz de Jason desolló el silencio con su intensidad masculina–. Permíteme darte tu regalo de cumpleaños… 

–Pudrete Todd… 

Damian no detuvo el caminar, ya había llegado al pie de la escalera. 

Jason caminó, con aquellas largas y torneadas piernas para darle alcance. 

–'amir mutamarid… 

Llamó de nuevo el mayor. 

La sangre de Damian se heló en sus venas, y envés de tener fuerzas para apartarse, apenas le quedaron las de sostenerse. El menor se giró lentamente, con un pie sobre el segundo escalón y el otro extendido en el primero. 

La fortalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora