Comenzó todo aquél 8, recuerdo que quedamos para ir a la playa, salí de casa y justo al girar la esquina él salía de su portal 'menuda coincidencia' pensé.
Antes de llegar a la playa, fuimos a un supermercado, que había en el paseo marítimo, compramos algo para merendar.
Llegamos a la arena, estiramos las toallas sobre esta misma y nos tumbamos.
Entonces, ¿quieres que te dé un masaje? - Me preguntó.
Si tú quieres - contesté sonriéndole.
Se puso encima mía; yo estaba boca abajo, me quitó la ropa, y poco a poco fui quedándome en bikini, me desabrochó la parte de arriba y empezó a masajearme la espalda.
A los 15 minutos más o menos me levantó del tirón de la toalla.
¿Nos metemos al agua? - Me preguntó ansioso.
No me gusta el agua, ni la arena - respondí, intentando disimular mi cara de asco.
Bueno en ese caso.... - Me dijo, y al mismo tiempo me dio la espalda.
¡¡¡ZAS!!!
Me llenó de arena, de pies a cabeza y claramente me tenía que meter en el agua, pero no me iba a meter sola.
Corriendo detrás suya entre risas y carcajadas, con flato del esfuerzo por conseguir llenarle de arena... Al fin lo conseguí y nos metimos los dos en el agua, era mi oportunidad para coger arena mojada y tirarsela.
Estate quieta, que eso duele - dijo entre gritos.
Donde las dan las toman, ¿no? - le respondí riéndome.
Se metió bajo el agua y nadó hacia mí, en cuando se levantó, estaba a menos de un centímetro de mi cara.
¿No me vas a dar ningún beso? - Preguntó curioso.
¿Yo? Me lo tienes que dar tú a mí - le respondí.
Se acercó poco a poco, sus labios rozaban con los míos, y de repente chocaron de tal manera que sentí algo muy fuerte en el pecho.
A los dos segundos me tuve que apartar porque teníamos la boca llena de agua salada. Empezamos a reír a carcajadas porque a continuación le dije que tenía un moco en la mejilla.
Desde entonces ese beso fue el mejor de toda mi historia, y aquella sensación... No existen palabras para explicar lo que de verdad sentí.
