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• • • Su cuerpo dolía, se sentía desfallecer, no recordaba haber experimentado una sensación tan agobiante y tortuosa… sudaba, se retorcía en la cama, su cuerpo sufría espasmos y juraba que en un punto creyó que sufriría de un paro cardiaco. El suceso no era nuevo, hace al menos un mes que esa situación lo aquejaba quitándole el sueño, no sabía cuanto más podría lidiar con ello antes de caer en la locura… o morir. Lo que antes solo era un pequeño malestar físico que podría controlar con compresas de agua fría ahora lo hacía delirar, pasaba las noches en posición fetal presionando su vientre con la esperanza de que el dolor cesara, en algunas ocasiones el dolor era tal que gritaba desgarrando su garganta, gemía de dolor sin poder contenerse; hasta que por fin el dolor desaparecía, junto al calor y el mareo. Eddie no podía seguir soportando esa situación, las horas perdidas de sueño ya le estaban cobrando factura, algo que podía apreciarse a simple vista en su cuerpo.
En aquel mes había perdido unos cuantos kilos, haciendo que su figura antes bien tonificada ahora pasara a ser una más delgada casi “delicada”, si bien seguía en buena forma, ejercitándose y teniendo un cuerpo que cualquier hombre podría envidiar, para Eddie la repentina perdida de peso era algo por lo que debía preocuparse, y que decir de las notables ojeras que se habían instalado en su rostro, sin contar su irritable humor por no poder dormir bien durante la noche.
Tal vez todo sería más toreable si pudiera compartir algo de su dolor y pesar con otro ser que casualmente se hospedaba en su cuerpo y quien siempre había dicho que su dolor, sus angustias y pesares eran de ambos y no solo de Eddie. De alguna manera se sentía traicionado por su simbionte, ¿dónde había quedado el nosotros?, ¿acaso era incapaz de sentir ese dolor?
Esa mañana su humor estaba especialmente irritable algo que Venom parecía notar, pues no había hablado en todo el día, ni siquiera para decir que tenía hambre, pedir algún bocadillo o para molestar a su huésped, la noche anterior había sido realmente dura para Eddie, el dolor había sobrepasado todo lo humanamente tolerable, estaba cansado, mareado, triste, confundido… una vorágine de sentimientos se abrió paso en su mente, “estallando” en forma de gruesas lágrimas que resbalaron por sus mejillas.
Ese día no iría a trabajar, después de todo el editor en la compañía en que trabajaba le había dado una semana libre debido al mal estado en que veía a su mejor empleado, algo que Eddie agradeció infinitamente; así también podría hacer algo que llevaba postergando hace exactamente un mes desde que sus malestares habían comenzado: hablar con Venom. Secando sus lágrimas y respirando profundamente, se preparó.
- Venom, tenemos que hablar- pronuncio fuerte y claro, sentado al frente de la pequeña mesa de lo que vendría siendo el comedor en aquel departamento, inmediatamente sintió algo removerse dentro de cuerpo, Venom parecía estar… ¿Nervioso? - ¿Necesitas algo? – Eddie sentía la enorme necesidad de golpear a Venom en ese momento, ¿cómo podría hablarle tan tranquilamente? ¿en serio no era consciente de lo que pasaba por las noches? Además…… ¿Por qué ahora hablaba en plural?, el simbionte siempre hablaba con un “nosotros”
