De casualidad, ¿conoces aquel cuento mítico que trasciende de generación en generación? Es un poco especial, y único. No todos saben sobre él, y el motivo de eso es que no se trata de una hermosa historia de amor.
Las estrellas brillaban con una intensidad incomparable, y a su lado, la fulgurante e inigualable luna, se llevaba toda la atención por su brillo y la soledad que transmitía.
Eran admiradas, en secreto, por varios jóvenes tras unos cristales que conformaban parte de un castillo. Yacía en el borde de un precipicio, misterioso y encantador, con rocas tan altas que parecían conformar una barrera para impedir la entrada a desconocidos. Era imposible entrar de otra manera, ya que la única opción era escalar por la zona donde la barrera rocosa no llegaba, y en ese lado se encontraba la caída con destino a la muerte.
Dentro, en una sala mágica, se encontraban un grupo peculiar de jóvenes que, si bien físicamente tenían diferencias, cumplían con una misma cualidad.
Estaban malditos.
— La noche ya cayó, ¿alguna señal de los viajeros?— interrogó el mayor de ellos.
— En lo absoluto— el joven con los ojos vendados negó con firmeza—. No parece que vayan a aparecer hoy tampoco.
— Definitivamente no ves una mierda— se cruzó de brazos un muchacho con el torso al descubierto.
— No culpes a mi vista de la ausencia de esos chicos, aún con los ojos vendados puedo ver mucho mejor que todos ustedes juntos— alegó.
— Ya han pasado cien años, es hora de rendirnos. Al llegar esta altura del año, siempre mantenemos las esperanzas de que los viajeros predestinados vendrán a rescatarnos. No es así, no sucederá, es hora de aceptarlo.
— Ya te lo dije chica, ellos sí vendrán. Aunque deban tolerar el intenso calor del Verano, atravesar el viento y las hojas del Otoño, soportar el frío congelador del Invierno, y aguantar las flores malditas de la Primavera, ellos vendrán a nosotros. Regresarán en la primera nevada, con la primera estrella fugaz que culmine bajo la luz de luna, durante los primeros rayos del sol. Está predestinado, escrito en los Doce Sagrados.
— Esos malditos pergaminos no nos darán respuestas Aries. Además, ¿quiénes son estas personas, y por qué son tan importantes para nosotros?— interrogó la tercera muchacha.
— No lo sé, pero sí estoy segura de una cosa. ¡Nadie nunca vendrá a rescatarnos!— exclamó hastiada la segunda.
— No necesito que me lo digas, es muy probable que este destino en el que creímos durante cien años sea una farsa, y que nadie venga a rescatarnos. Pero, yo elijo creer. Quiero pensar que todo este tiempo perdido no fue en vano, y que hay alguien buscándome, que soy importante para una persona— expresó con cansancio.
— Elijo creer lo mismo— alegó el mayor—. De todas formas, no perdemos nada esperando aquí, si total no podemos salir del castillo.
— Agh, ¡odio todo esto! ¡Odio estar maldita, y los odio a todos ustedes! ¡Los aborrezco!— la cangreja señaló a cada integrante del salón.
— Sí querida, nosotros también te queremos— el del torso descubierto habló.
¿Conoces a sus personajes? ¿El motivo de la historia?
— Ahora que estamos hablando... ¿Alguien ha podido desbloquear el tercer Sagrado? Ya saben, el pergamino— interrogó el mismo joven.
Todos negaron.
— ¿Tú no has visto nada?
— Mis ojos no percibieron ninguna energía, así que ya sabes la respuesta.
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Cᥙɾ⳽ᥱᑯ Cᥲ⳽tꙆᥱ [𝒁𝒐𝒅𝒊𝒂𝒄] [Actualizaciones lentas].
FantasíaLas historias a veces no tratan de un amor puro y eterno como el de las películas. No hay una princesa en apuros ni un príncipe que vaya a rescatarla, tampoco hay una bruja malvada que le lanza una maldición, ni unos padres que son reyes ausentes. ...