Cap.05

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Desafortunado

Al tercer día

Todo salió de maravilla desde aquel domingo en la noche cuando salí con Roger para empezar con el plan; era miércoles y por primera vez en la historia mantuve una sonrisa durante 3 días seguidos ni siquiera el idiota de matemáticas me la quitó del rostro, obviamente no le pedí disculpas, es decir le dije la verdad así que no debía pedir ninguna disculpa, es decir es libertad de expresión ¿no?

-¿En qué tanto piensas "happy"? – Y ahí estaba el fastidioso apodo de Mark, que no había dejado de llamarme como uno de los enanos de blanca nieves, desde el lunes que llegue sonriente.

-En las maneras de romperte la cara si me vuelves a llamar así –dije seco- ¿sabes? Sé de buena fuente que los martillos para romper huesos no cuestan mucho –dije con mi clásico humor.

-Y... volvimos con "grummpy" – dijo en un intento de chiste, mientras le lancé una mirada de advertencia- tu humor negro se pone cada vez peor –dijo rodando los ojos.

Bien, debía admitir que la llegada de Mark evitó que mi día se dañara pensando en el idiota del profesor de matemáticas.

-Oye, ¿Por qué has estado tan radiante? –preguntó Mark con una sonrisa plasmada en la cara mientras no dirigíamos a la cafetería.

-Por nada que te importe –dije tajante.

-¡Oh por Dios, grummpy conoció a una chica! –le di una mirada de pocos amigos y él se encogió de hombros- dijiste que no te llame "happy" pero no dijiste nada del resto de los enanos.

Rodé los ojos, en serio le encanta caerme como una patada en los huevos.

-Bueno, don galán, dime, ¿Cómo se llama?, ¿de dónde es? –soltó una tanda de preguntas refiriéndose a "la chica que conocí"

Odiaba que me conociera, era un imbécil.

-¿Por qué tantas preguntas a Dy? ¿De qué me perdí? –preguntó Sam, uniéndose a la conversación que se daba en una de las mesas de la cafetería (mi lugar preferido).

-Bien, yuju, se unió el dudo de idiotas que no pueden quedarse callados –dije con hastío mientras rodaba los ojos.

-Oh, el pobre grummpy se ve acorralado y no sabe hacer más que insultarnos para que lo dejemos en paz – DIN DIN DIN, señoras y señores Mark le dio en el clavo.

-A ver quiero que me digan que pasa, ahora mismo –dijo Sam aun perdido en la conversación.

-Pues, nada que aquí el solitario Dylan conoció una chica y no me dice ni como se llama –dijo viéndome con algo de picardía –es más en este preciso momento está imaginando como romperme la cara y pensando que no soy más que un imbécil idiota.

-Muy bien Mark, por fin dijiste algo correcto, toma una estrellita dorada –dije con sarcasmo y una sonrisa fingida.

-Vamos, Dy, dinos, te podemos ayudar a conquistarla –dijo Sam con esa voz, dulce y extraña única de él.

De hecho, no era una mala idea, si le gustaba la "famosa" banda de Mark la podría llevar un concierto.

-Bien par de imbéciles entrometidos –dije como si de tanto insistir me hubieran ganado– se llama Marie, no sé su apellido, trabaja en un restaurant a las afueras de esta ciudad –Mark quiso hablar, pero lo interrumpí-, y no, antes de que pregunten, no le he hablado.

Se quedaron en silencio analizando la información, mientras que se veían las caras, DIOS QUE PATÉTICOS.

-Espera, ¿Qué hacías a las afueras de la ciudad en un restaurant? –dijo Mark con algo de inquietud.

Los secretos de Dylan MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora