Habían pasado ya ocho años desde que la catástrofe empezó.
Lo que su vida había sido antes de que la planta nuclear fuera consumida por sus mismos experimentos era una época que detestaba recordar.
Una madre abusiva y un padre ausente que "trabajaba" todo el día era su pan de cada día. Su familia era prestigiosa como el demonio y no daba pie a una sola pizca de humildad en ninguno de sus miembros. Jamás tuvo hermanos y se crio solo en casa, con tutores que le dictaban entre materias de lo más básicas como matemáticas y literatura, o materias un tanto más avanzabas como lo eran estudios avanzados de la historia de la humanidad, algebra lineal e incluso le instruyeron en ciertos instrumentos como lo era el piano y la viola. También le enseñaron diferentes lenguas, como lo era el ruso o el inglés.
Era un niño prodigio sin lugar a duda.
Pero eso no lograba llenar el corazón del pequeño, jamás lo hizo y se le hacía indiferente los halagos y las felicitaciones por parte de sus maestros, eso no valía nada para él. Su madre siempre le pegaba cada que hacía un berrinche de bebe, así que poco a poco aprendió técnicas para no llorar ni sentir dolor, así se ahorraría provocarle estrés a su pobre y delicada madre; tonterías. El niño ya no sentía nada, no sentía hambre, no sentía tristeza, no sentía felicidad, ni ternura, ni mucho menos amor.
Particularmente siempre estuvo interesado en la literatura, terminaba libros a la velocidad que te tomas un vaso de agua y eso, de algún modo, era lo único que le generaba placer.
Tenía tan solo nueve años cuando su vida monótona se fue por la borda.
Cierto día, mientras caminaba por los pasillos de su hogar cuando se percató de la presencia de una bella muchacha, que vestía de una manera un poco inusual, en uno de los grandes vitrales de la casa. A la par, escuchó a sus padres discutir en el salón, a donde se dirigió sin mucha prisa y sin realmente prestarle atención a las palabras que salían al aire. La muchacha, extrañamente, lo siguió en todo momento, y esto solo le provocó una incomodidad que decidió no demostrar. Sus padres tenían una enérgica discusión en la que se lanzaban insultos y argumentos débiles de lado a lado, pero apenas puso un pie en la habitación todo fuego cesó.
Su padre se le acerco mientras que su madre le advirtió que no lo hiciera, lo llamó monstruo repugnante y, no era que Dazai lo quisiera, ni más faltaba, ese viejo jamás lo quiso y él no tenía por qué quererlo de vuelta, pero sencillamente tampoco entendía las acusaciones de su madre. El niño prodigio jamás entendería lo que se traían entre manos puesto que era algo inimaginable. Su padre le explicó con la poca cordura que le quedaba en su arranque de ira. Le dijo que él y su madre; aunque esta última no estaba realmente muy de acuerdo, habían decido que necesitaba experimentar ciertas situaciones para que madurara completamente y se convirtiera en un adulto mentalmente.
Su instinto le pedía a gritos que saliera de ahí, pero no era para nada sencillo escabullirse en frente de todos teniendo en mente una teoría que, aunque no la había comprobado, sabía que era cierta. Todo pasó tan rápido que él no tuvo tiempo de reaccionar, sus padres se retiraron de la habitación y lo dejaron solo junto con la muchacha y unos sirvientes que su padre dejó para supervisar el trabajo de la que ahora sabía, era una concubina. ¿Cómo era eso posible? ¡Tenía tan solo nueve jodidos años! ¡Nueve! Inconscientemente empezó a sentir de nuevo emociones no del todo agradables; sintió miedo, muchísimo miedo, y repugnancia, repulsión por todo lo que aquella muchacha podría estar pensando hacerle en esos momentos. Agradeció mucho a sus desgraciados padres únicamente por haberle obligado a tomar clases de defensa personal y aprender cómo zafarse de las garras de una persona; puesto que sin pensárselo dos veces corrió hasta la puerta donde logró abrirla y soltarse de las manos de los sirvientes que los sostenían. Su respiración era agitada y era lo peor que había sentido en años, empezó a odiar cada segundo que pasaba después de aquel acontecimiento. Se las arregló para encontrar la salida de la casa y evadir a los guardias que sus padres habían contratado, corrió por el jardín y se escabulló por entre los arbustos para poder salir por un pequeño agujero en la reja del que conocía su existencia hace rato y no lo había reportado.
ESTÁS LEYENDO
Un regalo para ti (Oneshot Dachuu)
FanfictionEn un mundo donde todo esta destruido, en un mundo en el que parece no haber esperanza alguna ¿existirá esa luz que te hará querer seguir adelante? "Este es mi aporte para el cumpleaños de Chuuya, así que aqui les dejó el regalito uwu" Los personaje...