Ernesto miraba sus manos negras y callosas. El trabajo en la carpintería no era fácil, tampoco le gustaba: él una vez había soñado con ser escritor, pero a su familia la alimentaba la mano que lijaba y no la que escribía. Ya había terminado el ataúd encargado una semana atrás. Quizás pensó que los sueños se entierran, igual que las personas.
Abrió la llave de la ducha y cerró los ojos mientras sentía el agua rodar por todo su cuerpo. Pasado un tiempo que no supo calcular, empezó a sentir los clavos. Penetraban en su piel algunos, otros solo la cortaban y caían al suelo. Eran infinitos y venían de todas partes. Dolían, pero no era la primera vez. Ya se estaba acostumbrando, como mismo se le hizo normal crear sillones y no libros. Despegó los párpados y el agua era sangre. Cerró la llave y se miró al espejo: allí encontró el rostro deforme de una persona normal, y empezó a llorar.
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Bajo el Árbol (Microrrelatos Y Minicuentos)
General FictionPequeñas historias... Para decir mucho con poco. Aquí encontrarás desde minicuentos de una línea, hasta microrrelatos algo más extensos. Espero que disfrutes de la lectura.