Memorias

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Mis manos sucias topan en algún punto con esa superficie de sonido sordo. Mis uñas se llenan de tierra, escarbando más profundo con avidez y, finalmente, el curioso objeto sale a la luz: un pequeño cofre de madera antigua se presenta ante mis ojos. En su tapa, escrito con torpe caligrafía, un corto mensaje:

"NO ABRIR"

De algún modo, esa desgastada caja me parece familiar. Como si en algún lejano sueño se hubiese presentado en mi cabeza. Un fuerte deseo de saber qué hay dentro me posee y, en un intento precipitado por calmar mi ansiedad, abro la tapa de un solo movimiento.

Pronto, una ligera lágrima se deja asomar en el borde del precipicio de mi mirada. Rueda hasta mi mejilla y muere en la comisura de mis labios, extendidos en una sonrisa. Allí, en ese cofre olvidado por los años, están las memorias de una niña: la muñeca de paja hecha por la abuela, el botón que se cayó de la camisa del abuelo, el boleto de tren para un viaje que nunca hice con mi padre ahora muerto, un manojo de margaritas marchitas, crayones rotos y el primer dibujo de mi hermano pequeño.

¿En qué momento los tesoros de mi pasado se enterraron en lo más oscuro de mis recuerdos? ¿Por qué se han nublado las memorias de una infancia que conserva el aroma de las flores del campo? Fragmentos de mí, de mi niñez... Páginas llenas de borrones han sido redescubiertas.

Me aferro a las piezas perdidas de mi pasado y lloro. La niña que estuve a punto de sepultar me abraza ahora y me dice, en un susurro: «Gracias por encontrarme»

Bajo el Árbol (Microrrelatos Y Minicuentos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora