Capítulo 1

6 0 0
                                    

La sangre seca bajo su nariz era clara evidencia de lo sucedido. Hace más de media hora había golpeado a Evan en la nariz después de que él me asustó y ahora estábamos en el hospital.

—¡Mel dijo que casi me rompes la nariz!—habló con enojo mi hermano.

—¡No exageres! Apenas te hice nada.

—¿Nada? ¡Dile eso a mi nariz rota!— comentó Evan indignado.

—¡Eso te pasa por asustarme!— dije en mi defensa.— ¡Muévete! Mamá no puede saber que estamos aquí.

En cuanto llegamos al estacionamiento nos subimos al auto rápidamente y salimos de ahí tan pronto como podemos.

No era nada nuevo que Evan y yo termináramos peleando por algo, pero incluso aunque así fuera nos llevábamos bien y habían sido contadas las veces en que nos hicimos daño.

Como a los cinco años cuando en su cumpleaños le regalé una serpiente de maíz. Fue cuando abrió la caja azul con moño y pequeños huecos que Evan pegó un brinco del susto, entonces se rodó las escaleras terminando con un brazo roto y varios moretones. Yo no sabía que mi hermano recién había aprendido lo que era la ironía cuando le dijo a mi madre que quería una serpiente por regalo de cumpleaños. Cabe destacar que mi hermano les tenía pavor a las serpientes.

Nuestro auto frenó de golpe cuando nos encontramos la figura de un hombre junto a la carretera. Scott McCall. Evan nos acerco hasta donde él se encontraba para poder hablarle. Baje la ventana para verlo mejor.

—¿Scott? ¿Qué haces aquí?— quiso saber el ojiazul a mi lado.

—Stiles...— tenía que ser. Apenas me había fijado en su vestimenta, estaba manchada de tierra y empapada.

—No digas más.— contesté desactivando el seguro del auto.— Sube, te llevamos a casa.

Scott no se hizo del rogar y tan pronto como estaba con el cinturón puesto nos dirigimos hacía su casa. Desde que tengo memoria mi madre y Melissa habían sido las mejores amigas, por lo tanto Scott creció junto a nosotros. Además, él fue mi mejor amigo por un largo tiempo, después simplemente nos distanciamos.

Apenas aparcamos fuera de su casa Scott bajo del auto y nos agradeció por llevarlo. Stiles últimamente se metía en muchos problemas arrastrando a su mejor amigo consigo en cada ocasión.

—¡Oye, Scott!— le grité desde la puesta del copiloto.— ¡Deja de meterte en tantos problemas!

El chico simplemente me regaló una bonita sonrisa asintiendo mientras entraba a su casa. ¿Qué estaban haciendo Stiles y Scott en el bosque a esta hora? Da igual, solo hacen tonterías, seguramente no era nada importante. Pero...¿por qué estaba oliendo a sangre?

¿por qué estaba oliendo a sangre?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hidden | TW FanFicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora