Quizás mañana

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Se acercó lentamente a donde él estaba sentado. Un sonrisa pícara se apreciaba en su rostro. La sonrisa más hermosa que el hombre pudiera apreciar.

Bajó hasta quedar a la altura de sus piernas, arrodillada. Desabotonó lentamente el pantalón, deslizando el cierre. Sus ojos estaban clavados en el rostro de su varón, en su cara de lujuria y pasión.

Apartó las telas suavemente, dejando al descubierto la creciente erección, la cual tomó con su manos derecha, y comenzó a moverla de arriba hacia abajo.

Suspiros entrecortados, deseo en su máxima expresión.

Bajó su cabeza para darle un beso corto en la punta. Luego, lamió desde el inicio hasta el fin. Dando pequeñas vueltas con su lengua. Giros que lo obligaron a tirar su cabeza para atrás, con su cuello tenso.

Las manos de él se posicionaron en el cuero cabelludo de la mujer, haciendo que toda su longitud entrara de repente en su boca. Un pequeño gemido por el brusco movimiento se escuchó, pero siguió con su tarea.

Continuó unos minutos más, hasta terminó. Agarró su mentón y la hizo subir hasta su boca. Un beso apasionado e intenso se fundió allí.

Él sujetó la camisa y la comenzó a desabrochar, dejando al descubierto su brasier. Y tiró de éste, rompiéndolo.

Una risa salió de los los labios de la muchacha al ver la acción. Se sentó encima de él, rozando sus intimidades.

Las manos del mismo tocaron lentamente sus piernas, hasta llegar a su trasero. Lo apretó, y deslizó sus dedos hasta llegar a su entrada. La palpó despacio, corriendo la tela, logrando que la excitación se mayor por ambas partes.

Metió uno de sus dedos y realizó movimientos de vaivén; pronto le sumó otro. Ella estaba arqueada, con ambas manos en el miembro de su esposo. Los gemidos inundaban la habitación.

Se levantó un poco, metiendo por completo, al bajar, su pene. Una cálida satisfacción recorrió sus cuerpos. Empezó a hacer círculos con sus caderas, mientras él la sostenía por ellas.

Pequeños saltos, besos, lamidas en el cuello, mordidas en sus pechos. Se sentían al borde.

Pero no iban a acabar todavía.

Sostuvo sus piernas con fuerzas y se dirigió a la cama. La recostó delicadamente, y sus embestidas aumentaron. Más fuerte, más rápido.

Se separó un poco de su cuerpo y bajó hasta tener al frente su intimidad. Jugueteó con sus labios, con su núcleo y terminó hundiendo la lengua. Los gritos de su mujer eran música, música excitante.

Luego de unos minutos, volvió a su posición anterior, y volvió a meterse en ella. Esta vez sin avisar, lo cual sacó un gran gemido de ambos. Arremetió muchas veces, estocadas duras que la hicieron sostenerse de las sábanas con fuerza.

Y terminaron. Primero él, derramando toda su esencia dentro de sus paredes. Y después ella, mezclando sus fluidos.

Sus respiraciones agitadas y agotadas, indicios de una buena velada. Repartiendo besos en su frente y mejillas.

La mujer abrió sus brazos cuando se recuperó y lo invitó a acostarse junto a ella. Él dejó muchos besos en sus labios, y se durmieron abrazados.

Quizás mañana vuelvan a encontrarse.

~ One Shot Marvel +18 ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora