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Los minutos pasaron a base de agua caliente, besos, jabón y varias sonrisas.

- Espera aquí. – le dijo él, frotándole los hombros. ___________ asintió, sentada sobre la tapa del váter y con la mirada de una niña pequeña. Esperó varios minutos a que Kang regresara con uno de esos camisones que a ella tanto le gustaban. – Ten, ponte esto. – le susurró, concentrado en su faena. Hizo que ____________ levantara los brazos y que aquel camisón callera por toda su piel. – Listo. – Kang soltó un suspiro. Ella parecía tan inocente en ese estado. Casi y no podía levantarse y ponerse en pie. Lo que podían hacer Malibú y dos o tres vacitos más de vodka. – Vamos a la cama. – le dijo, hablándole en voz baja.

_____________ estiró los brazos hacia arriba, haciendo que Kang cogiera sus manos y se acoplara a lo que ella estaba haciendo.

- Cárgame. – le pidió la suave voz de ___________. Sus ojos miraron los de Kang, en uno de los segundos más exquisitos de la noche. Y en ellos habían todo lo que podía describirse como ternura. Era una mujer irresistible hasta cuando no se lo proponía. Y él lo sabía perfectamente.
Kang negó con la cabeza, en un afán de demostrarle que se estaba comportando como una niña. Pero la verdad es que aquello no le molestaba en lo absoluto. Disfrutaba de toda esta situación en su punto máximo, el único problema era que había soportado una ducha con ella dentro, desnuda, coqueteándole de vez en cuando y tocándolo sin restricciones. Simplemente pensaba que aquello iba a ser suficiente por esa noche. Quería descansar de todo lo que _________  podía provocarle.
Sin embargo, puso ambas manos bajo los muslos de ella y la cargó entre sus brazos. El camino directo a la cama fue bastante corto. La dejó tendida sobre ella y luego pasó a ponerse también una sudadera. La escuchó suspirar en medio de la cama y moverse en ella, tratando de encontrar la comodidad. Y sus ojos le ordenaron que le diera un vistazo. Y era realmente preciosa. En el estado que estuviera, como estuviera y donde estuviera. Observó que se había inclinado un poco, subiendo las sábanas de la cama hasta la altura de su pecho para poder cubrir a Elisabeth de la misma manera. Y de pronto, le brindó un beso en la mejilla. Aquello hizo que el corazón de Kang terminara de derretirse. Y no solo eso, sino también lo invitaba a reflexionar sobre muchísimas cosas. Sobre todo lo que esa mujer había pasado, sobre todo lo que él había pasado para poder estar en ese momento con ella y con Elisabeth. Y aunque todavía se preguntaba por qué las cosas habían pasado de esa manera, sentía que cada momento había valido la pena y que lo valdría cientos de veces más.

Apagó las luces y caminó en dirección a la cama. Ahora más que nunca le provocaba estar metido ahí, en medio de las dos. Así que se abrió campo entre ambas, separando a Elisabeth de ___________, que gruñó bajito al sentir como Kang movía su cuerpo con facilidad. La acomodó a su lado, haciendo que se acostara sobre su pecho.

- ¿Te sientes mejor? – le preguntó Kang, en susurros. Su voz se escuchó nítida, debido a que en ese momento solo podían percibirse las olas del mar reventando ahí afuera y la respiración de Eli.

- Ajá... - soltó ___________, acurrucada en su pecho.

- No quiero que vuelvas a tomar. – le exigió él. Y esta escena parecía más bien la de un padre con una hija. ____________ no pudo evitar reírse. – no es ninguna broma, __________.

- Lo que digas. – volvió a reírse en voz baja, pero su mente empezó a caer en un sueño profundo cuando sintió las manos de Kang acariciarle el cabello. Lo hacía despacio, intenso, totalmente relajante. Era un maestro en cuanto a sus manos.

- Hoy... - Kang se aclaró la garganta. Sentía otra vez los nervios de siempre subir por todo su cuerpo y apoderarse de su habla. Tener a __________ su lado, y querer decirle lo que iba a decirle... Dios, no había nada que lo pusiera más tenso. Empezaba a sudar frío, y ni siquiera había dicho más de una palabra. – Hoy tenía algo preparado para los dos. – le susurró, todavía masajeando la cabeza de _____________. Miró hacia el techo, buscando alguna fuerza inexistente ahí arriba. Ahora un suspiro fuerte salió de su garganta, ayudándole de cierta manera. – Iba a... - de pronto se quedó callado, se inclinó un poco para poder mirar a ____________ y su adrenalina terminó por convertirse en ternura. Ella se había quedado dormida.

TENTATION IV (SONG KANG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora