- ¿Quieres una cerveza? – le ofreció Chaz.
- No. – respondió Kang, exhalando el humo del cigarro.
- ¿Tampoco tomas ahora?
- ¿Podrías cerrar la maldita boca por una vez en tu vida? – le preguntó Kang, dando rienda suelta a su irritación. Miró a Chaz, callándolo con la mirada. Aquellos ojos marrones se volvieron helados y sus jadeos se volvieron mucho más pesados que antes. Su mano izquierda se hizo un puño.
Los dos hombres que estaban dentro del departamento además de Kang, se quedaron callados.
- ¿Qué mierda te sucede? – le cuestionó Chaz.
Y Kang se dio vuelta, tratando de relajarse. Aunque sabía muy bien que lo único que podría relajarlo ahora era fumar un poco más.- Quieren asesinarme. – empezó Kang. – La niñera de Elisabeth ha recibido llamadas amenazantes toda la maldita mañana y le han dicho que quieren matarme. – se dio media vuelta y tiró el cigarrillo al suelo. – Saben muy bien que aquello me tiene sin cuidado, pero esto no es como hace unos años. – cerró los ojos lentamente, respirando con cuidado. Cuando abrió los ojos, tuvo que hundir la mirada en el suelo para no delatar sus sentimientos. – Esta vez no estoy solo. – susurró. – Tengo una familia. – dijo en voz alta.
- No va a pasarles nada. – Jungkook alzó la mirada hacia Kang.
- Tú no puedes tener el control de lo que ellos puedan hacer. – le contestó este.
- Lo hice hace algunos años, puedo hacerlo ahora.
Los tres se quedaron callados.
- ¿Estás seguro de que Tentation tiene que ver en esto? – preguntó Chaz, en medio de los dos.
- Con lo que me ha dicho mi madre tuve suficiente como para entender que se trata de ellos. – Kang subió la mirada, deteniéndola en Jungkook, que tenía cierto aire de autosuficiencia por lo que acababa de decirle a Kang.
- Deberías sacarlas de ese departamento cuanto antes. – sugirió Jungkook. Pero el tono de su voz no parecía ser el de un simple consejo. Denotaba más bien querer tener el control.
- Crees que saberlo todo, ¿verdad? – Kang ladeó la cabeza. Empezaba a cabrearle internamente la actitud de Jungkook.
- Solo quiero ayudar. Así como lo hice cuando tú no estabas.
- Ahora estoy aquí y te puedo asegurar que no necesitamos de tu ayuda.
- Tal vez tú no... - Jungkook se acercó a pasos lentos, disminuyendo la distancia y aumentando la adrenalina de sus palabras. No sabía muy bien si quería herirlo o tan solo quería ayudar como tanto le decía. – Pero ________ y Elisabeth sí me necesitan.
Kang soltó una media sonrisa, burlándose con la mirada de las palabras de Jungkook.
- ¿Así que quieres hacerte el héroe una vez más?
- Solo quería hacerte recordar quién las protegió cuando tú estabas revolcándote con una maldita rubia.
Kang volvió a ladear la cabeza. Tal vez sí había llegado al departamento de Jungkook por un poco de ayuda de su parte, pero ahora mismo solo deseaba partirle el rostro. Golpearlo tanto como para hacerle olvidar todo lo que le había dicho. Sus ojos denotaban ira, tanto como los marrones de Kang. Quería hundirlo con palabras que eran ciertas y que Kang jamás terminaría de superar. Tenía razón, él sí había estado cuando Kang no sabía si quiera de la existencia de Elisabeth... y aunque todo eso parecía pasado, las heridas seguían en carne viva, esperando por un poco perdón. Ellos dos nunca terminarían bien del todo, siempre habría algo que terminaría haciéndolos herirse el uno con el otro.
- ¿Lo has olvidado ya? – le preguntó Jungkook. Dentro de él, ya estaba convencido de que lo único que quería era revivir el pasado, golpeando con palabras.
- Joder Jungkook, ¿quieres calmarte? – intervino Chaz.
- Déjalo hablar... ¿qué más tienes para decirme? – Kang le sonrió a Jungkook. Ambas miradas chocaron, ocasionando una descarga fuerte - Vamos Jungkook, abre la maldita boca y dímelo todo, aunque de todas formas sabré que eres un hijo de puta que siempre vivirá inmerso en el pasado. Pero te digo algo, gran imbécil, debes saber que lo que pasó hace dos años ya terminó. _____________ está conmigo, ______________ duerme conmigo y Elisabeth lleva mi sangre, porque es mi hija. – lo miró a los ojos, sabiendo que aquello que le había dicho había dolido más de lo que él estaba dispuesto a soportar. – Porque ni siquiera sirvió que la protegieras durante años para que ella te considerara un padre. – Kang ladeó la cabeza, disfrutando de cada palabra que soltaba. – Y ____________... ella nunca supo valorarte como algo más, porque siempre estuvo acostumbrada a mí. – otro silencio se abrió entre los tres. Chaz cerró los ojos, sabiendo lo que estaba por venirse. – Supéralo Jungkook, no eres nadie para ellas.
Jungkook golpeó fuerte el rostro de Kang, haciéndolo tambalearse en su sitio. Y este se volvió en su lugar con lentitud, cubriéndose el pómulo derecho, justo donde Jungkook había golpeado. Al estar en su lugar, endureció el puño izquierdo.
- ¿Te duele que te digan la verdad? – esperó unos segundos antes de abalanzarse hacia Jungkook, golpeando todavía más fuerte contra la nariz de este.
La lata de Red Bull calló al suelo y Chaz corrió hacia Kang y Jungkook, tratando de separarlos. Pero Kang seguía golpeando. Una. Dos. Tres veces. Su puño empezaba a arder, mientras Jungkook también intentaba defenderse, golpeando el estómago de Kang con toda la fuerza posible, hasta ahogarlo un par de segundos.
- ¡Maldita sea, detente! – gritó Chaz, cogiendo a Kang de los brazos. Lo hizo ponerse de pie, todavía con Jungkook en el suelo.
La escena se asemejaba mucho a... Joder... los recuerdos aparecían en la mente de Kang, jugándole una mala pasada. Golpear a Jungkook solo hacía que su memoria reviviera la peor noche de su vida, aquella donde él y __________...
Kang cerró los ojos. Se separó de ambos y puso ambos brazos sobre su cabeza, tratando de borrar la imagen. Su paso nunca lo dejaría vivir tranquilo y menos ahora, que tenía al hombre que lo había separado de __________, en el suelo... pero debía calmarse.
- Espero que te haya quedado claro. – le dijo Kang por última vez. Sus hombros subían y bajaban, debido a su respiración agitada. – No quiero verte cerca de _____________, ¿me entiendes? – Kang levantó su dedo índice. Escuchó a Chaz renegar un poco más, diciéndole que dejara de hablarle a Jungkook, y finalmente optó por irse de aquel departamento, donde sabía que si seguía metido, terminaría por moler a golpes a una de las personas que más daño le había hecho.
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- Hola preciosa. – le dijo Jungkook. Hundió la cabeza, debido al hipo ocasionado por los varios tragos que se había tomado. – Mierda, no sabía que conocías mi casa. – ladeó la cabeza y estiró las manos. – Entra. – le invitó.
Emily también sonrió, un tanto incomoda por notar como es que Jungkook se encontraba. Desde que lo conocía jamás había tenido la oportunidad de verle ebrio. Y es que no solamente lo estaba, sino que además apestaba a humo de cigarrillo y estaba desnudo de cintura para arriba.
- ¿Cómo estás? – le preguntó él, cerrando la puerta de su departamento. – Oh joder, lamento que todo esté tan desordenado. – levantó los hombros, riéndose.
Su pequeño departamento estaba repleto de colillas de cigarrillo y latas de cerveza por doquier.
- No hay problema. – mintió ella. Se sentó sobre el sofá y más tarde él estaba a su costado. Seguía fumando, aún cuando ella le había repetido muchísimas veces que odiaba el olor. Y ahora mismo Emily se estaba llevando una impresión diferente de él, una que en el fondo sabía que encontraría de parte de Jungkook.
- ¿Quién te dio la dirección de mi departamento? – le cuestionó él.
- Jungkook, ¿podrías dejar de fumar?
- Nena, es mi casa ¿lo sabías?
Ella tragó saliva.
- ____________ me dijo donde vivías. ¿Te ha molestado que viniera?
