9

192 18 1
                                        

- Tú nunca fuiste mi hijo.

- Basta, por favor. - rogó mi madre, colocándose de pie de la misma manera.

- ¿Quieres saber por qué estoy aquí? - Kang caminó a pasos seguros. Los centímetros entre su padre y él desaparecían cada vez más. Y las cosas iban poniéndose más tensas. - ¿De verdad crees que quiero unirme de nuevo a tu mafia de mierda?

- No me sorprendería pensarlo.

- Ya no te tengo miedo, Taeyang. Y estando aquí, solo, y sin ninguno de esos cabrones que disparan por ti, te vez como un completo idiota.

Un silencio se hizo en la habitación cuando una bofetada volteó el rostro de Kang hacia la izquierda.
Un golpe fuerte. Que lo hizo reaccionar después de varios segundos.

- Luzco como un completo idiota, sí, está bien.
Pero he jodido tu vida lo suficiente, como para tenerte aquí a punto de ponerte de rodillas para que deje a tu chica y a tu hija en paz ¿no es así?

Kang endureció los pómulos. Sus manos se convirtieron en puños y sus impulsos volvieron a gobernar en él como hace tiempo no pasaba. Y de pronto se sintió de nuevo el viejo Song Kang. Y no se arrepentía de haber aprendido a golpear y a disparar en tiempos pasados. Pero a la vez, tratando de ser tan duro y fuerte, quiso llorar. Quiso llorar por el monstruo que tenía al frente. Por la forma en la que por fin admitía que tenía a Elisabeth secuestrada y que había estado persiguiendo a __________ todo este tiempo, solo para joderlo a él y lastimarlo a él. Y lo había logrado. Pero juraba, que esta sería la última vez que ese hombre le hacía daño.

- ¿Piensas que voy a rogarte?

- Quiero que te arrodilles. Hazlo, si quieres ver a tu hija.

- ¿Cómo la has encontrado? - preguntó un Kang que de pronto estaba desesperado por ver a Elisabeth.

- Contactar a tu ex fue la cosa más sencilla. Una mujer despechada es un peligro. - Taeyang sonrió mostrando los dientes. - la rubia nos dijo dónde podíamos encontrar a tu hija, y trabajó bien por un tiempo, pero luego se me hizo aburrido tenerla jodiendo todos los malditos días para que la sacáramos de aquí.

Kang abrió los ojos... Mierda... no podía ser cierto. Marie...¿Marie estaba aquí?

- ¿Dónde está ella?

- Pudriéndose en algún cementerio de Paris. - ladeó la cabeza y se volteó, caminando en dirección contraria a Kang. - no me servía en lo absoluto. - Taeyang encendió un cigarrillo y se lo puso en la boca.
Y Kang se quedó perplejo. El aliento empezó a faltarle. Empezaba a darse cuenta de que ese hombre de verdad estaba dispuesto a todo. Pero solo le quedaba una pregunta, antes de empezar con todo el operativo y verlo rendirse ante sus pies.

- ¿Por qué me odias tanto? - susurró, bajando la mirada hasta el suelo. Jiyo se cubrió la cara y Justin parecía incomodo en aquel lugar. El único que parecía pensar bien la respuesta era Taeyang, que votaba el humo hacia arriba. Aquella pregunta era la esencial para definir el rencor que le tenía. Y aunque él todavía no sabía con exactitud lo que sentía por Kang, sabía que lo odiaría hasta el último día de su vida.

- Porque eres tan parecido a mí. Me recuerdas de todas las maneras. Y lo único que quiero hacer contigo es matarte. Porque uno más como yo, no es bueno para este mundo. Porque nunca debiste nacer. Porque jamás te quise. Y porque ahora, piensas que con solo irte y desaparecer con una familia nueva vas a olvidarte de mí. Pero no es así. Siempre voy a estar presente en tus malditos recuerdos.

Se quedó callado. Y sin querer, sus ojos se habían humedecido al decir esas palabras. Y los ojos de Kang habían reaccionado de la misma manera al escucharlas. No había nada más que decir. Nada más que hacer. Todo estaba dicho, y ahora solo quedaba actuar.

- Lo siento mucho, papá. - Kang presionó el pequeño botón que sobresalía dentro del borde su camiseta. De inmediato, supo que el infierno estaba a punto de comenzar. - siento mucho no haber sido lo que quisiste. Pero que sepas, que siempre hice todo por complacerte. Me convertí en un maldito drogadicto, un maldito criminal, un completo hijo de puta por ti. Y ni siquiera así me aceptaste.

- Solo hay una forma en la que podría aceptarte. - ambos volvieron a mirarse. - estando muerto.
Fue entonces, cuando varios disparos se escucharon en el primer piso del edificio. Varios gritos. Personas corriendo. Insultos. Y varias sirenas provenientes de afuera del edificio. Jiyo corrió hacia la mampara de la habitación y sus ojos no podían creer lo que estaba mirando. Se tapó la boca. Y cuando quiso hablar, Sean abrió la puerta de la habitación.

- Señor, tiene que salir de aquí... - un disparo, procedente del pasillo, atravesó su cuerpo. Pronto se hicieron dos, tres y cuatro en diferentes partes de su cuerpo hasta dar en su corazón. Sean cayó sobre el suelo, formando un gran charco de sangre saliendo de su boca.

Jiyo gritó horrorizada. Corrió a ocultarse tras Taeyang, cuando observó que varios hombres con el mismo uniforme se formaban en el pasillo. Y supo que todo estaba perdido.

- Te lo voy a preguntar por última vez, Song Taeyang ¿Dónde está mi hija? - ahora era Kang quien hablaba. Y tenía una Glock entre las manos,
apuntando directamente hacia la frente de Taeyang.
- ¿Quieres saberlo? - él sonrió. Todavía plácido. Miró a los oficiales entrar a la habitación y se rio por un rato, terminando de fumar su último cigarrillo. - está muerta Kang, está muerta al igual que _____. Pero me alegro que al menos vayas a cobrar venganza por ello. Aquí estoy, ven y mátame, hijo.
El mundo pareció desvanecerse a los ojos de Kang. Y supo, que ni siquiera matándolo mil veces lograría superar lo que acababa de escuchar. Que ni siquiera eso podría reconfortarlo. Porque ahora nada tenía sentido. Y de pronto no tenía noción de las cosas. De donde estaba. De la vida. De nada. Todo había desaparecido en un instante.

- Mátame, oh gran hijo de puta.

Y eso fue exactamente lo que Kang hizo.

*****
Hola, me extrañaron?, perdón la universidad no me dejaba jsjsjsjs pero aquí ya voy a terminar jsjsjs

TENTATION IV (SONG KANG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora