Yankees, Soxs o Kardashians.

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No sabía el momento exacto en el que me dormí pero cuando abrí los ojos estaba en una habitación oscura y tumbada en una cama que no era la de la pequeña caja de zapatos en la que vivía.

La cama de matrimonio tenía un enorme dosel de madera que estaba tallado.

Recordaba esta habitación.
Era enorme y una de las paredes era enteramente de cristal como en el salón del piano.

Seguía en casa de ese maniático millonario.
Había un armario y dos mesas de noche que hacían juego con el dosel.

Me levanté de la cama y me di cuenta de que la ropa que llevaba no era mía.
Estaba en una camiseta que me llegaba por encima de la cintura y unos bóxers que hacían de pantalón.
Parecía un saco de patatas, yo no tenía ni curvas ni bultos.

Las chicas a las que les queda bien la ropa de chico, no existen.
Aún que la camiseta me gustaba, era de Thor el dios del martillo, ¿Quién lo diría?

Salí por la puerta y caminé por el pasillo hasta llegar al salón.

William estaba sentado en el sofá solamente con unos pantalones de chandal y con una cerveza en la mano mientras veía algo en la televisión.

Carraspeé y él al verme apagó la televisión.
Me señaló el sitio que había a su lado en el sofá pero negué con la cabeza y me quedé de pie.

- ¿Qué hago aún aquí y por qué estoy vestida así?.- dije mirando por la ventana.

El cielo estaba despejado y había sol por lo que sería mediodía, cosa rara porque yo nunca me levantaba después de las 12.

- Buenas Tardes a ti también.- dijo con una sonrisa en la cara. ¿ y a este que le pasaba? Es Lunes, nadie esta feliz un Lunes.

- Buenas tardes. Contesta.- Dije dando mi peor mirada.

- Bueno te quedaste dormida encima del piano y como era tarde te llevé a mi habitación de invitados y te presté ropa.- levantó las manos .- Se como sois algunas mujeres con el tema de la privacidad y todo eso, así que no hagas una montaña de todo esto, no he mirado.- dijo mientras subía los pies sobre la mesita. Solté un suspiro de alivio, no era insegura con mi cuerpo pero no quería que ese gruñón millonario al que había conocido ayer me viera desnuda.- Bueno... Sólo lo suficiente.

Como borraría esa sonrisita estúpida de su cara...

No lo pude evitar, me sonrojé pero no dije nada al respecto, a pesar de que quería.

- ¿Podré irme por fin?.- Dije mientras caminaba hasta sentarme a su lado en el sofá. Al menos podría darme de desayunar.

Me observó por un momento y después de un buen rato habló.

- Si, creo que no hemos empezado con buen pie ayer, asi que te propongo un trato.- Dijo levantándose .- Te puedes ir, pero quedamos para cenar esta noche, hay algo que me gustaría comentarte.

Me di la vuelta a mirarle desde el sofá. Me miró, y a pesar de que sabía que me seguía mirando, no pude evitar fijarme más al sur, en su cuerpo.

Era musculoso y muy alto. No tenía un six-pack, todo en él era un eight-pack, podría haber ensuciado el suelo con mi baba en ese momento.
Él si era un hombre. Y menudo hombre.
Como carácter dejaba mucho que desear pero su cuerpo... ¡Madre mía su cuerpo!

- Me alegro que tengas buenas vistas al despertar, yo también las tengo.- Le miré a los ojos y me puse tan roja que casi parecía la bandera de Francia, con mi pelo lavanda, la camiseta blanca de Thor y mi cara roja.

Él hecho la cabeza hacia atrás riéndose y caminó por la cocina.
Yo no era una chica que normalmente trataba a las personas -En este caso a los hombres guapos- como objetos sexualizados, pero... ¡Que me arrancarán pelo a pelo toda mi cabellera, si este hombre de aquí no inspiraba pasiones!

The Last Sad Song ( 1.5# Arcane Chronicles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora